Amaia U. LASAGABASTER
EIBAR

Como en casa en ningún sitio

El Eibar prolonga su mala racha a domicilio con derrota en un flojo partido y cae de puestos de ascenso directo tras ocho jornadas.

ZARAGOZA 1

EIBAR 0


Hyde volvió a ocupar el lugar de Jekyll en el autobús de un Eibar que prolonga su mala racha a domicilio. Ni el juego ni el resultado acompañaron a los armeros en La Romareda, donde un gol de Francés dio la victoria al Zaragoza. Los dos puntos que ha sumado el Eibar en sus cuatro últimos desplazamientos se quedan cortos para un aspirante a Primera, incluso con la espectacular racha que le ha llevado a enlazar siete victorias en su campo y, tras ocho jornadas en el segundo puesto, pierde plaza de ascenso directo.

Ipurua no hay más que uno y el Eibar lo está comprobando. No es una cuestión de pegada que, de hecho, es lo que le ha salvado en muchos partidos a domicilio. También le falta juego. Desde que un golazo de Tejero le diera la victoria en el Heliodoro hace mes y medio, también entonces en un flojo partido, no ha vuelto a ganar fuera de casa. Bien porque el rival ha sido claramente superior, como el Valladolid, bien por las concesiones defensivas como en Lugo, bien porque con lo que ha propuesto no le ha alcanzado para más, como en Fuenlabrada o ayer en Zaragoza.

Y eso que el inicio fue prometedor. Con Correa y Corpas por Etxeita, que no viajó, y Sol y una defensa de cinco hombres, el Eibar empezó el partido con ganas de quitarse las malas sensaciones de sus últimos viajes. Muy metido, agresivo... en poco más de un minuto ya había rematado a puerta y forzado dos córners. El Zaragoza, con ganas también de retomar su buena racha, respondió de inmediato y eso dio paso a una emocionante fase de toma y daca que, lamentablemente, no duró mucho.

El intercambio de golpes les sentó mejor a los locales, que se fueron adueñando del partido. Anularon el centro del campo rival, obligando al Eibar a recurrir al juego directo, que no le dio mucho resultado, y hacían daño por banda, aunque en pocos apuros metieron a Yoel. Consecuencia lógica, el 0-0 que seguía luciendo en el marcador en el descanso, al que los eibarreses llegaban aliviados no tanto por el marcador –de hecho, tiraron entre los tres palos más que su rival, dos contra uno–, sino por la segunda tarjeta amarilla que le perdonó el árbitro a un desacertado Toño.

A nadie le sorprendió, así que el equipo regresó al campo con Burgos por el madrileño y el consiguiente movimiento de Correa al lateral derecho y Tejero al izquierdo. Se notó lo justo para que el Zaragoza hiciera menos daño aunque siguiera dominando el juego ante un rival que se veía perdido. No pasaba el Eibar demasiados apuros pero tampoco se acercaba a Cristian Álvarez. Así las cosas, ni cotizaba que el partido se decantaría, de hacerlo, en una acción a balón parado, un registro en el que ambos equipos se manejan muy bien. Efectivamente, recién cumplida la hora, Francés remataba un córner de volea para colocar el 1-0 en el marcador.

Tocaba dar un paso adelante que Gaizka Garitano acompañó desde el banquillo con la entrada de Fran Sol y Llorente. Obligado por el marcador y la clasificación, el Eibar fue metiendo en su parcela a un Zaragoza con más miedo de perder su mínima ventaja que ambición por buscar la sentencia.

Tampoco parecía mala la apuesta, teniendo en cuenta cómo sabe sufrir un equipo que apenas ha encajado tres derrotas –y solo una de ellas en casa–, un registro que solo igualan Almería y Oviedo, y que es el tercero menos goleado de la categoría. Así que, pese a que acabó con toda su artillería en el campo, el Eibar apenas pasó de generar un par de ocasiones claras en media hora –Llorente y Burgos rozaron el empate–, que no bastaron para arreglar su floja actuación.