Koldo Campos
Escritor
AZKEN PUNTUA

Que no sea negocio

Me vacunaron de niño. También mis hijas se han vacunado. Creo en las vacunas. En lo que no creo en absoluto es en las farmacéuticas. Esta contradicción, la de creer en un remedio pero no en quienes lo producen, venía atenuada por el control que deben ejercer estados o instituciones como la OMS sobre las empresas dedicadas al negocio, pero es demasiado viejo y amplio el historial de «errores» en la producción de fármacos y en su control, y las desacreditadas no son solo las farmacéuticas.

Es el interés del Mercado, no el interés humano, quien determina qué enfermedades se investigan, en qué virus se invierte, cómo acortar los plazos para que los fármacos se pongan a la venta... Richard Roberts, Nobel de Medicina en 1993, denunciaba que curar no era rentable para las farmacéuticas y que por eso producen fármacos «cronificadores». En el 2014, cuando el Gobierno indio reclamaba la liberación de una patente contra el cáncer, lo dejó claro el máximo responsable ejecutivo de la Bayer, Marijn Dekkers: «No hacemos medicamentos para indios sino para occidentales que puedan pagarlos».

Existe una figura jurídica que se llama «de interés público» y da cobertura legal ante casos extraordinarios para la adopción de medidas también extraordinarias. Nada ayudaría tanto a recobrar la confianza en las vacunas como su gratuidad.

(Preso politikoak aske)