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Serio aviso a Johnson desde la filas conservadoras

La rebelión de los diputados del Partido Conservador británico en la votación sobre las nuevas restricciones para hacer frente a la pandemia fue superior a lo esperado. Aunque tenía aprobación asegurada, con alrededor de un centenar de parlamentarios díscolos, Johnson, enredado además en varios escándalos, recibió un serio aviso desde sus propias filas, que han puesto sobre la mesa su continuidad en el cargo.

El liderazgo de Johnson en el Partido Conservador británico quedó tocado ayer en las votaciones sobre las nuevas medidas restrictivas para hacer frente a la pandemia de covid-19. Uno de los tories que intentan marcar el paso al primer ministro, Geoffrey Clifton-Brown, tesorero del grupo parlamentario Comité 1922, que juega un relevante papel en la elección del líder del partido, dejó claro en Sky News que el cambio de primer ministro «está sobre la mesa» para el próximo año si Johnson «no cambia su enfoque».

Más de un centenar de diputados conservadores se opusieron en el Parlamento a la aplicación del certificado covid para entrar en discotecas y eventos multitudinarios, un duro toque de atención, superior al esperado, contra el primer ministro.

Johnson, afrontaba el enfado de su mayoría conservadora en la votación sobre nuevas medidas restrictivas ante la expansión de la pandemia.

Si bien se esperaba que unos 60 diputados conservadores empañaran la mayoría que tenía asegurada para sacar estas medidas adelante, la rebelión superó lo esperado, sobre todo en la votación sobre el certificado covid, donde más de un centenar de tories rechazó la medida. Fueron 369 votos favorables frente a 126 en contra.

Johnson había anunciado entre las nuevas restricciones el uso de mascarilla en interiores, pruebas diarias para los casos de contacto, el teletrabajo y certificados de vacunación obligatorios en eventos importantes.

Con su amplia mayoría en el Parlamento y la ayuda de la oposición laborista, el Gobierno tenía asegurada su aprobación.

En la votación sobre el uso de las mascarillas, que el Gobierno sacó adelante con 441 votos frente a 41, 38 de los rechazos también llegaron desde escaños tories, entre ellos los de siete exministros.

«No queremos una sociedad en la que se pidan papeles y se prive a las personas de su libertad», argumentó el conservador Tim Loughton. El también tory Mark Harper, uno de los cabecillas de la revuelta, acusó a su propio Gobierno de haber entrado sin necesidad en un «modo de pánico y emergencia».

Dos años después de su histórica victoria electoral, el primer ministro ve desplomarse su popularidad y se enfrenta numerosas peticiones de dimisión tras una serie de escándalos.

El domingo, el “Sunday Mirror” publicó una foto de Johnson participando en un juego en línea en Downing Street, rodeado de colaboradores, en diciembre de 2020, cuando se instó a los británicos a limitar sus interacciones sociales al extremo.

Los británicos también lo culpan de una fiesta que supuestamente se organizó en Downing Street el 18 de diciembre de 2020 cuando ellos mismos se vieron privados de las celebraciones a causa del coronavirus. Un vídeo filtrado que muestra a colaboradores de Johnson bromeando sobre la «fiesta de Navidad» echó más leña al fuego.

Además, la Comisión Electoral multó a su partido por no declarar el monto total de la donación privada recibida para financiar la costosa renovación de su residencia en Downing Street. También hay preguntas sobre sus lujosas vacaciones, conexiones de su Gobierno con empresarios o incluso acusaciones de amiguismo por la asignación de escaños en la Cámara de los Lores a generosos donantes del Partido Conservador.

Según Robin Pettitt, especialista en política británica, Johnson podría superar uno o dos de estos escándalos, pero si la acumulación continúa, «el Partido Conservador siempre ha sido muy despiadado cuando se trata de deshacerse de los líderes que no funcionan».