GARA
LONDRES

Johnson se defiende en los Comunes frente a la rebelión conservadora

El primer ministro británico, Boris Johnson, defendió ayer las nuevas medidas sanitarias después de la rebelión en el Parlamento de diputados conservadores que le marcan el paso y cuestionan ya su liderazgo tras varios escándalos que han debilitado su posición.

Después de una rebelión sin precedentes entre las filas conservadoras en la que 99 parlamentarios tories votaron contra el certificado de salud para grandes eventos y que ha dejado tocado su liderazgo, el primer ministro británico, Boris Johnson, defendió ayer sus medidas anti-covid y pidió a la población que reciba una dosis de refuerzo como parte de una campaña de vacunación a gran escala.

«Ganamos la votación de ayer con las voces de los conservadores», se defendió Johnson –pese a contar con el apoyo de los diputados laboristas– en una sesión semanal de preguntas parlamentarias especialmente agitada.

«Respeto y entiendo las preocupaciones legítimas de mis colegas con respecto a las restricciones de su libertad, pero creo que el enfoque que adoptamos es equilibrado, proporcional y justo para ese país», señaló.

El líder laborista, Keir Starmer, no desaprovechó la oportunidad y aseguró que el primer ministro es «demasiado débil para gobernar» y cuestionó si tiene «la confianza y la autoridad necesarias».

La rebelión conservadora, solo superada por la que sufrió Theresa May antes de que el partido la defenestrara, refleja el descontento de algunos tories contra las medidas sanitarias, pero también es un voto de castigo más amplio contra un Gobierno que multiplica los escándalos.

El primer ministro «recibió ayer el mensaje muy claro de que sus colegas no están contentos con la forma en que el Ejecutivo está trabajando en este momento», dijo el diputado tory Mark Harper, para quien «todo comenzó hace semanas» cuando Johnson intentó cambiar las reglas disciplinarias del Parlamento en beneficio de un miembro conservador. A esto se sumaron revelaciones explosivas por una fiesta en Downing en diciembre de 2020, cuando el Gobierno exigía los británicos que limitaran sus interacciones sociales, además de varias acusaciones de corrupción.

Dos años después de su histórica victoria electoral, los diputados tories han dejado claro que Johnson puede perder el liderazgo del partido, como ya ha hecho la formación con otros de sus líderes, si no cambia de rumbo.

Hoy puede empeorar las cosas y pueden aumentar las voces que piden su dimisión si pierde el bastión conservador de North Shropshire en unas elecciones parciales que podrían ganar los liberales.