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FRACASO DEL TERCER REFERÉNDUM EN NUEVA CALEDONIA
Entrevista
MICKAëL FORREST
MINISTRO DE EXTERIORES DEL GOBIERNO DE KANAKY-NUEVA CALEDONIA

«43% de participación, es mediocre, un fraude, deshonroso para París»

Miembro de la Ejecutiva del Frente de Liberación Nacional Kanaky Socialista (FLNKS), recién llegado de Nueva York tras asistir a una reunión de la ONU, analiza los resultados e implicaciones del tercer referéndum, ante el que pidió la no participación masiva.


El kanako Mickaël Forrest impresiona con su presencia. En un doble sentido. Es fuerte, muy corpulento, y habla pausadamente, con tono bajo, con serenidad, con ideas y códigos ancestrales en sus palabras. Visitó Euskal Herria hace seis meses, tras el segundo referéndum de independencia, en el que el “sí” cosechó un 47% de votos, convencido de que no había dos sin tres y que en el próximo –previsto para el 12 de diciembre– iban a dar la campanada.

Ha llovido mucho desde entonces. Forrest visita ahora Euskal Herria en calidad de ministro de Exteriores, si bien es responsable de una gran cartera del Gobierno de Kanaky-Nueva Caledonia que engloba además Cultura, Turismo y Deportes. Los independentistas gobiernan el archipiélago. Para empezar, la pregunta es obligada: ¿Qué ha pasado? Queremos saber cómo se ha llegado hasta aquí, con los independentistas pidiendo el boicot al referéndum; si el optimismo de hace seis meses se ha desvanecido o no.

«Déjeme desarrollar el argumento para dar contexto. En el primer referéndum, en 2018, logramos el 43% por el “sí”, cuando la mayoría de los observadores nos auguraban entre un 20% y un 30%. A partir de ahí, encontramos las vías y los medios para surfear sobre esa ola positiva, hasta el punto de que en mayo de 2019 sacamos más votos y escaños (26-25) que las fuerzas pro-francesas en el Congreso territorial. En marzo de 2020 ganamos en 21 ayuntamientos de un total de 33. Maximizamos las cosas, fortalecimos la tendencia y en el segundo referéndum, el de octubre de 2020, llegamos al 47%».

Sin condiciones para votar

¿Y cuándo empieza a romperse la ola del tercer referéndum? «Desde julio de este año también estamos a la cabeza del Gobierno, este desarrollo político era el que nos condujo a ser optimistas de cara al tercer referéndum, por eso transmití a los vascos un mensaje de optimismo. Salvo que, en agosto de este año, los franceses que entraban en Nueva Caledonia y no estaban dispuestos a hacer la cuarentena denunciaron su situación y los jueces les dieron la razón. Los dejaron salir y desde el 6 de setiembre tenemos al covid desatado, en plena circulación en nuestro país».

Forrest dibuja un escenario sombrío, de ausencia de condiciones para un voto masivo: «Actualmente estamos en confinamiento adaptado, con toque de queda nocturno, tenemos muchos melanesios y gente de Oceanía muertos. Además, ahí están nuestras costumbres y prácticas culturales de duelo, como mínimo de un mes, en relación a los clanes aliados y familias. Entre nosotros cuando una persona nace es la madre quien da la vida, y cuando muere, el clan del padre debe hacer un trabajo de duelo. Es un código no escrito y ancestral, en relación al clan de la madre, porque ella es la patrona de la sangre».

«En medio de esa situación tan anómala –continúa–, demandamos primero el retraso del referéndum, a finales de setiembre. Finalmente, el 12 de noviembre, justo un mes antes, el Gobierno francés decidió mantenerlo y a partir de ahí decidimos pasar de la demanda de aplazamiento a un llamamiento a la no participación masiva. Los resultados hablan por sí mismos: 43% de participación; es algo mediocre, deshonroso para el Estado y los partidos pro-franceses».

Revés político para París

Sin embargo, tras conocerse el resultado, Emmanuel Macron, en un mensaje televisado y con cierto aire de euforia, quizá impostado, declaraba que «Francia es hoy más bella después de que Nueva Caledonia ha decidido quedarse». Parecía dar por cerrado el asunto. ¿Cómo lo interpretaron?

«En primer lugar hay que constatar el desfase que existe entre nuestra realidad política y la visión desde París, sea de izquierdas o de derechas el inquilino del Elíseo. Nosotros ya estamos vacunados. Dicen que matemáticamente hemos perdido, que un 96% votó ‘no’ cuando les preguntaron si querían que Kanaky-Nueva Caledonia accediera a la plena soberanía y se convirtiera en independiente. Pero esto no va de matemáticas, va de política y el revés político para París ha sido incontestable. Seguimos, aunando perspectivas, trabajando con los diferentes sectores, tribus y comunidades, convencidos de que el país kanak accederá a su plena soberanía».

Por otra parte, las voces del “no” han hecho campaña con vídeos racistas que presentan a su pueblo como «gente tribal» y «salvaje», se ha hablado de triquiñuelas para alterar el censo electoral…

«La razón principal es que no hemos tenido espacio, tiempo ni condiciones para hacer una campaña, digamos, normal. En relación a esos vídeos, alzamos una queja al Consejo de Estado y este anuló el permiso que tenían de la Autoridad Reguladora del Audiovisual. No es nuevo mostrar nuestra forma de vida con mucha discriminación. Y aún así, las voces del “no” han bajado por todo el país, en los 33 municipios. Quiero hacer una precisión sobre el cuerpo electoral. Hoy tenemos a 40.000 franceses que quieren acabar con los acuerdos de Noumea porque, según dicen, no pueden votar. Pero una de las disposiciones esenciales del acuerdo es que el cuerpo electoral está congelado. Las voces del ‘no’ están tocadas y nosotros seguimos centrados en el trabajo, hasta alcanzar la plena soberanía de Kanaky, ese derecho innato y activo».

Cada cual sus conclusiones

¿Y cómo quedan los acuerdos de Noumea? «Políticamente estarán en vigor hasta mayo de 2024, hasta el último mandato del Congreso territorial. Hemos cortado todos los espacios de diálogo con el Gobierno francés hasta la renovación de la Presidencia en abril de 2022. Eso nos deja tres o cuatro meses. En Europa tenéis la hora, en el Pacífico tenemos el tiempo. Vamos a continuar con esa dinámica positiva, de crecimiento. Un 43% de participación, en cierta medida, significa también que la consigna del FLNKS ha sido entendida, la bajada generalizada del ‘no’, los hechos están ahí».

Por tanto, ¿no participar en el referéndum no constata el fin de los acuerdos de Noumea?. «No, seguimos comprometidos. No vamos a volver a las armas, como dicen algunos medios pro-franceses. Seguimos trabajando, serenamente. Tenemos cartas a nuestro favor y queremos jugarlas sin tutelas».

Reconoce que es «una gran decepción» que el referéndum haya acabado así, pero insta a «que cada cual saque sus conclusiones». Y, con su humor particular, nos deja una última reflexión: «Mira, los pro-franceses se mostraban satisfechos en la tele y decían que ‘mañana saldrá el sol sobre una tierra francesa’, y ¿que pasó el lunes a la mañana? Pues que tuvimos un ciclón de categoría 5, que ni se vio el sol.

«Somos un país del Pacífico y no un bastión francés allí»

Como pueblo del Pacífico, es obligado preguntarle sobre lo que está pasando en aquella región, todas las disputas y tensiones, que si China, el acuerdo «Aukus», la crisis de los submarinos franceses... ¿Cómo buscar un equilibrio entre los enormes intereses geoestratégicos de Francia y el deber de descolonización mandatado por la ONU?

«Este es un argumento a desarrollar. No estamos contra el pueblo francés pero hacemos un llamamiento al Estado francés para que en términos geoestratégicos no considere Kanaky como «su bastión» en la región. Sobre el Pacífico, lo que dice es cierto, el establecimiento de un nuevo orden mundial se ha desplazado hacia nuestro territorio y nuestros mares. El ejemplo más pertinente es lo que le ha pasado a Francia con Australia y los submarinos. Desde el Brexit, Gran Bretaña se está reinstalando con fuerza en el Pacífico, con nuevas embajadas y consulados. Pero nunca hemos tenido la convicción de convertirnos en parte de una potencia económica o militar, solo queremos disfrutar de nuestro derecho a la plena soberanía. Y luego estrechar nuestros lazos con nuestro hermanos melanesios, con Vanuatu, Fiyi y las Islas Salomón; y cooperar con Australia, Nueva Zelanda y, ¿por qué no?, China. Este es el país al cual más exportamos, es incoherente querer darle la espalda. No tenemos esas ambiciones de grandeza y de imperio, somos un país pequeño y solo pedimos ser dueños de nuestro destino y tener nuestra silla en la ONU, para seguir aportando y construyendo humanidad».M. Z.