Cuando se cumplen 13 años de la operación israelí contra Gaza en la que en tres semanas murieron alrededor de 1.400 personas, una más en la historia del enclave palestino asediado, Israel volvió a lanzar sus bombas en un momento de alta tensión en Palestina.

El Ejército israelí envió el viernes por la noche aviones de combate, helicópteros y tanques para atacar la localidad de Jan Yunis, en Gaza, en la que aseguró que su objetivo fueron «sitios de fabricación de cohetes y puestos militares» de Hamas. Fuentes palestinas no informaron de heridos pero sí de severos daños en infraestructuras.

El ataque se produjo en respuesta a dos cohetes lanzados previamente desde la Franja que impactaron en el mar frente a las costas de Tel Aviv, los primeros de larga distancia disparados desde la escalada bélica de mayo. Inmediatamente tras el lanzamiento, fuentes palestinas advirtieron de que se había tratado de un error producto de un fallo técnico causada por un rayo, pero Israel reiteró su postura habitual de replicar con bombardeos y responsabilizar a Hamas por cualquier agresión desde el enclave.

El miércoles pasado, tanques del Ejército de Israel ya atacaron infraestructura militar de Hamas en represalia a un tiroteo, al parecer también accidental, que hirió a un israelí que trabajaba junto a la valla fronteriza.

Estos ataques suponen un paso más en otra peligrosa escalada en un momento de elevada tensión en Palestina por el deterioro de salud de un preso, en huelga de hambre desde hace 140 días contra su detención administrativa, y por el incremento de las agresiones de colonos judíos a palestinos en varias localidades de Cisjordania.

Preso muy grave

Milicias palestinas han advertido de que romperán la tregua si Israel no libera al preso, que se encuentra ya en estado muy grave. «Se acerca el momento de la explosión y revocaremos la tregua si los mediadores no intervienen urgentemente para liberar al prisionero Hisham Abu Hawash», señaló la Yihad Islámica. La ONG israelí Médicos por los Derechos Humanos advirtió de que «corre peligro de muerte inminente» por los bajos niveles de potasio en sangre y la posibilidad de una arritmia cardiaca.

Hawash, padre de cinco hijos, fue detenido el 27 de octubre de 2020 y su detención administrativa ha sido prorrogada en tres ocasiones. La política israelí aplica este tipo de detención a palestinos, sin cargos ni juicio por períodos renovables que oscilan entre tres y seis meses, sobre la base de «pruebas secretas» que ni el abogado ni el detenido pueden revisar.

Hawash fue hospitalizado al perder la visión y el habla y su situación ha movilizado a la opinión pública en contra de esta medida israelí, que afecta actualmente a 500 palestinos encarcelados.

Esta situación se suma al creciente acoso por parte de colonos judíos a la población palestina.

Ataques de colonos

Al menos 88 manifestantes palestinos resultaron heridos el fin de semana en las protestas tras los ataques de colonos, habitualmente respaldados e incluso coordinados por el Ejército, que se repiten hace tres semanas en las localidades de Burqa, Qaryout y Sebastia, en la región de Nablús.

Igualmente, la semana pasada las fuerzas israelíes se mantuvieron al margen mientras los colonos abrían fuego contra las casas palestinas en el barrio de Sheijh Jarrah, en Jerusalén este.

Más de quinientos palestinos que viven en veintiocho casas del barrio se enfrentan a amenazas de expulsión forzosa a manos de asociaciones de colonos. El acoso a la población de este barrio fue uno de los detonantes de la última ofensiva sobre Gaza, el pasado mes de mayo.