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El presidente kazajo ordena «disparar a matar» a los manifestantes

Tras dar por sentado que se trata de «bandidos y terroristas, entrenados y también extranjeros», el presidente kazajo, Kasim Jomart Tokayev, ha ordenado tirar a matar y sin aviso previo a los manifestantes. El presidente kazajo, Kasim Jomart Tokayev, ha comparecido tras una reunión urgente del gabinete «antiterrorista»


El presidente de Kazajistán, Kasim Jomart Tokayev, anunció ayer que ha dado orden de disparar a matar sin advertencia previa a los «terroristas» implicados en las últimas protestas en el país, que tienen su epicentro en la ciudad de Almaty, capital económica y urbe más poblada del país.

«He ordenado a los cuerpos de seguridad y al Ejército que disparen a matar sin advertencia», manifestó el mandatario durante un discurso dirigido a la nación, en el que desoyó el llamamiento realizado por Naciones Unidas a ambas partes a evitar la violencia y descartó negociar con los manifestantes, tal y como pidieron Estados Unidos y otros países occidentales.

«¿Acaso es posible negociar con criminales y asesinos?», se preguntó Tokayev, antes de incidir en que las autoridades kazajas hacen frente a «criminales armados y entrenados, tanto nacionales como extranjeros».

Tras sus palabras, el portavoz de ONU Stéphane Dujarric, insistió ayer en que «en cualquier situación es claramente necesario respetar los derechos humanos y los estándares internacionales cuando se restablece el orden público».

El primer subdirector de la Administración Presidencial, Dauren Abayev, ofreció una versión de la revuelta en el país centroasiático asegurando que, si bien las protestas iniciales eran pacíficas, habrían sido instrumentalizadas «por bandidos y terroristas». «Se estudian diversas versiones de la vinculación de estos a organizaciones extremistas», afirmó el alto funcionario a la cadena estatal Jabar 24.

Abayev aseguró que «el orden se ha restablecido en todo el país y la situación se ha estabilizado», pero reconoció que se mantienen activos focos de resistencia de los manifestantes, que, según medios locales, se atrincheraron en la sede del canal de televisión Mir, cerca de la céntrica plaza de la República de Almaty.

Batalla campal

Fuentes del Ministerio de Interior, que la víspera aseguraron que 18 policías habrían resultado muertos y 748 habrían sido heridos por los manifestantes, admitieron que han matado a 26 personas y herido a 18, y que la práctica totalidad de edificios administrativos están asegurados tras haber sido establecidos 70 puestos de control militar y policial. Los detenidos son más de 3.000 en todo el país.

Testimonios no confirmados apuntan a que los manifestantes muertos se contarían por docenas y que los heridos superan el millar.

El bloqueo informativo por parte del Gobierno, con Internet a medio gas y webs opositoras censuradas, hace imposible no ya ofrecer un balance fiable sino atisbar lo que realmente está ocurriendo en Kazajistán.

No obstante, las imágenes que las redes sociales ofrecen sobre Almaty testimonian una verdadera batalla campal, con edificios incendiados, carcasas de coches incendiados y regueros de sangre en las calles. Grupos de manifestantes saquearon los locales de las cadenas de televisión oficiales e incendiaron la Alcaldía de la ciudad y la residencia presidencial.

La intensidad de los enfrentamientos ha sacudido a Kazajistán, conocido por la estabilidad que impone su régimen autoritario.

Paradero de Nazarbaiev

Con 19 millones de personas y rico tanto en petróleo como en gas, la subida de los precios de este último al doble con el nuevo año está en el origen de las protestas, que se convirtieron en un clamor contra el Gobierno y, sobre todo, contra el líder del país, Nursultán Nazarbaiev, presidente entre 1989 y 2019 y que retenía entre sus manos el poder desde el Consejo de Seguridad kazajo tras ceder el cargo a Tokayev.

Los manifestantes, que han derribado varias estatuas del líder (Nursultán, el Sultán Radiante), le acusan de dirigir desde la sombra, y a través de lazos familiares, las petroleras y gaseras kazajas.

Fuentes opositoras aseguran que Nazarbaiev habría buscado asilo en Abu Dhabi, aunque la información no ha sido todavía confirmada. La capital de los Emiratos Árabes Unidos se ha convertido en refugio de dictadores, reyes eméritos y sátrapas de toda condición.

China aplaude las decisiones de Tokayev

Con el paso de los días se va tomando posición en relación a la crisis kazaja. China aparcó su cautela inicial para posicionarse claramente del lado de Kasim Jomart Tokayev tanto en la represión de las protestas como en la intervención militar de sus aliados de la región, al aplaudir Xi Jinping sus iniciativas «contundentes y decisivas» para controlar la situación y «proteger» a su país y sus ciudadanos. Bielorrusia justificó el envío de militares en el marco de la OTSC para «restaurar la paz» ante una situación «alarmante» que Alexander Lukashenko cree instigada desde Occidente, mientras Turquía ofreció «cualquier asistencia necesaria» y anunció una reunión de la Organización de Estados Túrquicos la semana próxima.

EEUU, por contra, no ve con buenos ojos el despliegue de tropas rusas y advirtió de que «una lección de la historia reciente es que una vez entran es muy difícil lograr que se vayan». Tanto la OTAN como la Comisión Europea y el Consejo de la UE dijeron estar vigilantes y llamaron a la contención y al fin de la violencia, además de expresar su disposición a movilizarse para aportar su ayuda en el caso de los organismos comunitarios.GARA