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Las tropas rusas, plenamente operativas en Kazajistán

El contingente ruso se encuentra ya plenamente operativo y desplegado en las inmediaciones de la ciudad más poblada y epicentro de las protestas, Almaty, cuyas infraestructuras clave se encuentran ya bajo su control. El balance de muertos no está claro.


El contingente militar ruso completó ayer su despliegue en territorio kazajo para, en el marco de la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva (OTSC), ayudar a las autoridades a sofocar las protestas que estallaron el pasado 2 de enero en contra del incremento del precio del gas licuado, lo que incluye la vigilancia de instalaciones estratégicas, principalmente en Almaty, adonde ayer volvió una relativa calma.

«El cumplimiento de la misión de las fuerzas colectivas de pacificación continuará hasta la total estabilización de la situación en el país», señaló el general Andrei Serdiukov, jefe del contingente.

Seguidamente, el portavoz presidencial kazajo, Berik Yali, pronosticó que las tropas aliadas permanecerán en el país por espacio de no más de una semana, una presencia militar extranjera que EEUU criticó.

La crisis kazaja ha provocado más tensión en un contexto de relaciones difíciles entre Rusia y EEUU y sus aliados europeos por la situación en Ucrania.

Baile de cifras de muertos

Mientras, en Kazajistán se producía un baile de cifras en relación al balance de víctimas mortales durante este estallido social. Medios locales informaron, citando datos del Ministerio de Sanidad, de 164 muertos, 103 de ellos en el epicentro de los disturbios, Almaty, pero seguidamente el Ministerio negó haber dado esa cifra. Además, desde Interior se informó de 1.300 heridos, cifra que otras fuentes elevaron a 2.200.

Hasta ahora se hablaba de 26 civiles, 16 policías y dos soldados muertos, a lo que hay que sumar las 83 personas que se encuentran en estado grave en el hospital.

Algunas fuentes denunciaron la presencia de francotiradores entre los asaltantes, y activistas señalaron que las fuerzas de seguridad dispararon contra manifestantes desarmados.

Además, la oficina del presidente de Kazajistán, Kasim Jomart Tokayev, dijo ayer que la Policía ha detenido durante las protestas a unas 5.800 personas –entre ellas «un número considerable de extranjeros», según Tokayev, que no dio más detalles– y que «el orden» ha sido reestablecido en el país después de que las autoridades hayan recuperado el control de los edificios administrativos ocupados por manifestantes. El presidente sostiene que estas protestas son «actos terroristas con respaldo extranjero».

Sigue la purga

Tokayev prosiguió con el desmantelamiento del Comité de Seguridad Nacional, la agencia de Inteligencia sucesora de la KGB de la era soviética, con la destitución ayer de otros dos vicepresidentes tras el cese y arresto por «alta traición» de su antiguo responsable Karim Masimov por su incapacidad para responder a las protestas.

Una prueba de que el descontento generalizado estaba arraigado más allá del aumento del precio del combustible es que en muchas de las protestas, los manifestantes gritaban «Viejo fuera», una referencia a Nursultán Nazarbayev, presidente desde la independencia de Kazajistán hasta que renunció en 2019 y eligió a Tokayev como su sucesor, y verdadero poder en la sombra.

Nazarbayev amasó una gran fortuna y retuvo un poder sustancial como jefe del Consejo de Seguridad Nacional. Pero Tokayev lo destituyó en medio de las protestas, en lo que podría ser una maniobra con el fin de apaciguar a los manifestantes. Sin embargo, el asesor de Nazarbayev, Aido Ukibay, declaró hoy que se hizo por iniciativa de Nazarbayev, según la agencia kazaja KazTag.