Golpe de mano del Eibar que, por primera vez esta temporada, acaba la jornada al frente de la clasificación. Tras comenzar el año con la muy imperfecta victoria ante el Sanse y el mal partido de Oviedo, los azulgranas firmaron una de sus mejores actuaciones del curso. No sólo por su inicio arrollador, que el golazo de Expósito trasladó al marcador, sino sobre todo, quizá por más inhabitual, por cómo supieron aguantar después la reacción de su rival, principalmente por la destacada actuación de Yoel y sus centrales, para además acabar apuntillándole con el tanto postrero de Quique.

Es verdad que los andaluces atraviesan su momento más delicado en este arranque de 2022, en el que apenas han podido sumar un punto en cuatro partidos. Pero también lo es que sus números siguen siendo extraordinarios –el propio Eibar sólo los mejora en que ha sufrido menos derrotas– y que los azulgranas llegaron al Juegos del Mediterráneo con dos puntos débiles que complicaban el optimismo: su irregular rendimiento a domicilio y las dudas que genera su juego en tantas ocasiones y que ante rivales de primera línea como el de anoche suele ser más difícil de compensar con las individualidades. Ante el ya exlíder, superaron con nota las dos asignaturas.

Con Venancio de vuelta, y vaya noche más exigente tuvo, tras casi tres meses de ausencia por lesión, el Eibar entró mucho mejor al partido. Convirtió las dos bandas en sendas vías de alta velocidad sin que el Almería pudiera colocar barreras. Por la izquierda y sin hacerse esperar demasiado, llegó el 0-1. Centro de Toño, despeje apurado de Akieme y disparo duro y colocado de Expósito desde la frontal para firmar el 0-1.

Quiso reaccionar el Almería pero, consciente del peligro, por propia experiencia, de limitarse a defender con una ventaja tan corta, el Eibar buscó más. Y parece increíble que no lo encontrara porque tuvo ocasiones, si no demasiadas, sí clarísimas.

También las del Almería fueron ganando en peligro conforme avanzaba el tiempo. Con Pozo superando a Toño claramente y Robertone en modo insoportable, tocó confiar en Yoel y los centrales y cruzar los dedos. El guardameta gallego evitó en dos ocasiones el empate que ya se cantaba en la grada, ante un remate de Pozo a bocajarro y un chutazo de Samu desde la frontal que despejó junto al larguero.

Tras el descanso tuvo aún más trabajo, con un Almería volcado en busca del gol y un Eibar incapaz de salir a la contra. En el 50 volvió a despejar junto al palo un córner de Robertone que se iba dentro y diez después repitió ante un cabezazo de Juan Villar.

Los minutos y los cambios le sentaron mejor al Eibar que a un rival que acusaba el cansancio de correr cuesta arriba. Y que a diez minutos del final tuvo que arrojar la toalla definitivamente, cuando Quique voleaba desde la frontal para anotar el 0-2 cerrando una gran noche.