Martin Garitano
Periodista y ex diputado general de Gipuzkoa
KOLABORAZIOA

Los que acosaban, encarcelaban, torturaban, mataban...

Tal vez uno no tenga ya edad de escandalizarse, después de visto todo lo visto, pero siento la necesidad de transmitir esa sensación de escándalo a quienes nos siguen. No vayan a creer que nos hemos resignado a tragar sapos como si no hubiera más remedio. Nada más lejos de la realidad.

La última agresión a la realidad, a la Historia y a la verdad viene de la mano del Gobierno autonómico vasco, mal heredero de aquel que fue derrocado, diezmado y acosado por las fuerzas del fascismo español.

Nos dice ahora Urkullu que fue una «intolerable injusticia», lo que define como «acoso a guardias civiles y policías nacionales en Euskadi». Y uno siente que nos quieren vender la versión del mundo al revés, como en el poema de Goytisolo, con un lobito bueno, una bruja hermosa y un pirata honrado. Con el debido respeto al poeta y a su cantor, Paco Ibañez, claro está.

Es posible que Urkullu y Zupiria no lo recuerden, tal vez vivieran en la placidez que Mayor Oreja reclamaba para el tiempo del franquismo, pero en sus natales Alonsotegi y Hernani guardias y policías acosaron, torturaron y mataron a ciudadanos sin más delito que ser vascas y vascos. Es posible que no recuerden quienes pisaban fuerte en nuestras calles, con sus fusiles, pistolones, tricornios y gorras de plato. Tampoco recordarán quienes pegaban con saña, quienes encerraban a quien osara exhibir una ikurriña o por gritar «Gora Euskadi» en una fiesta popular o una celebración familiar.

Urkullu y Zupiria, amnésicos, creen que la injusticia intolerable fue el «acoso» a aquellos matones a quienes la inmensa mayoría de nuestro pueblo les dio la espalda, aunque solo fuera para correr y escapar de su brutalidad.

Resulta difícil –y tal vez imprudente– decir la verdad, pero el acoso que denuncian Urkullu y Zupiria lo fue a sensu contrario. La mayoría de la sociedad vasca los despreció, lo que no niega el sufrimiento que pudieran padecer los suyos. En nuestra generación todos coincidimos y conocimos a hijas e hijos de los matones y sabemos que ningún sentimiento humano nos es ajeno, pero que los intereses electoralistas de este deslavado PNV no nos lleven a engaño. Los que acosaban, encarcelaban, torturaban, mataban... eran los que servían al Régimen franquista, el que mutó por decisión del dictador.

A Txiki lo fusilaron en Cerdanyola los voluntarios de la Guardia Civil y a Angel Otaegi los voluntarios de la Policía, en Burgos. ¿Quién acosaba a quién?

Nuestras hijas e hijos merecen conocer la verdad. Si Urkullu y Zupiria quieren engañar a los suyos, allá ellos.