Aritz INTXUSTA
IRUÑEA
CRISIS DEL CORONAVIRUS

Urkullu prorrogará las restricciones

El lehendakari Iñigo Urkullu adelantó ayer su intención de prorrogar las medidas restrictivas en la CAV. Desautorizó a su propio consejo técnico, el LABI, que formalmente debía discutir esto hoy mismo. Además, Lakua quiere ampliar el pasaporte covid a nuevos espacios.

Iñigo Urkullu recomendó que se mantengan las actuales restricciones contra el covid-19 en marcha en Araba, Bizkaia y Gipuzkoa y así se lo hará saber al Consejo Consultivo del Plan de Protección Civil (LABI) en su reunión de hoy. El lehendakari de Lakua apoyó esta recomendación en que se debe actuar con «prudencia y rigor».

La última reunión de la mesa institucional del LABI se celebró el 28 de diciembre y en ella, entre otras cuestiones, se acordó cerrar las actividades comerciales, sociales y culturales a las 01.00, reducir un 60% el aforo global, prohibir el consumo en barra y limitar el grupo a 10 personas.

El jefe del Ejecutivo de Lakua aseguró que la evolución de la pandemia es «positiva», pero que la situación epidemiológica sigue siendo «complicada».

De este modo, precisó que, aunque desde la última reunión del LABI hasta la fecha se ha mantenido una «tendencia al alza y a la baja», los índices de evaluación son ahora «peores» que los del 28 de diciembre.

«Por ello, el Comité Científico Técnico y las autoridades sanitarias nos recomiendan mantener las medidas vigentes. Nos recomiendan mantener la prudencia y el rigor. Eso es lo que yo también recomiendo», declaró.

Lakua, en realidad, ayer hizo más que recomendar. También ejecutó el paso previo para ampliar otras dos semanas la vigencia del pase covid, como requisito para acceder a bares, etc.

Es más, no solo solicitó permiso a los tribunales para prolongar el plazo, sino que quiere que el certificado se demande también en otros espacios, como hoteles, alojamientos turísticos y salones de juego. Dicha ampliación no tiene mucho sentido para solo dos semanas. Apunta a que el pase tiene vocación de permanencia.

La bajada se estanca

Los datos que se presentaron en el boletín sobre la situación epidémica de la CAV resultaron francamente malos, en todas las acepciones del término. Malos porque parecen indicar que la curva deja de descender –repunta en algunas gráficas– y son malos también porque no son capaces de medir cómo y dónde se mueve el virus, debido a la decisión de no incluir a las personas que dan positivo, pero no tienen factores de riesgo.

Resulta particularmente llamativo –o escandaloso, si se prefiere– que mientras en Nafarroa se ha detectado un aumento del 25% en los contagios en menores de cinco años (por la vuelta a clase tras las navidades junto al hecho de no estar vacunados), en la CAV sigan sosteniendo que la incidencia en esas edades continúa bajando.

Y lo peor es que, quizás, con su decisión de eliminar del conteo los contagios de personas sin riesgo puede que Lakua se haya dado en el pie. Lo que indican ahora sus datos es que la incidencia ha detenido su descenso. Su número R (que mide lo rápido que sube o baja una ola) tiende otra vez a 1, es decir, hacia la estabilización. Si sobrepasara el 1 (y en la gráfica lleva camino de hacerlo) significa que la onda volvería a crecer. El número R ha llegado a estar por debajo de 0,7 (era falso, claro) y ahora está en 0,94.

Poca calidad de los datos

¿Significa esto que la CAV está al borde de volver a crecer en cuanto a número de casos? Probablemente no lo sepan ni los propios analistas de Urkullu, pues el cambio metodológico es tan reciente que no se sabe bien qué es lo que están midiendo o cuánto dejan de ver.

Por fortuna, hay otros parámetros más fiables dentro del informe, aunque haya que utilizar una calculadora y todo quede un poco desactualizado. Estos indicadores también señalan una ralentización.

El siguiente indicador más «actualizado» sería cuántas personas ingresan cada día en el hospital, pues guarda proporción con los casos. Ahí no hubo mejoría notable. De hecho, la semana pasada (de miércoles a miércoles) fueron hospitalizadas 603 personas, las mismas que en los siete días anteriores.

Con semejante informe, pese a que la calidad de los datos es mala y la razón de tasas cuestionable, resulta lógico que existan motivos de preocupación. Por eso, a Urkullu no le quedaba otra que prorrogar medidas. Eso sí, sin apelar al rigor, porque ahora mismo no hay ninguno.

Otra desescalada sin orden ni concierto entre territorios

El descenso de la curva de ómicron ha dado pie a estrategias contrapuestas entre las comunidades autónomas. Esta vez, no solo se parte de situaciones epidemiológicas diferentes, sino que ya ni siquiera hay acuerdo en cómo se cuentan los casos. A la primera desidia de Madrid que le servía para tirar hacia abajo el número real de casos, le ha seguido el cambio unilateral en el conteo determinado por Lakua. La ministra Carolina Darias le ha llamado a capítulo en más de una ocasión, pero sin presionar demasiado, ya que cuantos menos casos se contabilizan mejor queda la foto a nivel general. Todos ganan.

Así, mientras la curva baja sin que se sepa bien cómo baja, comunidades como Catalunya han decidido levantar las restricciones a la hostelería, a excepción de retrasar la hora límite de cierre (con eso, de momento, no se atreve nadie, ni siquiera la Comunidad de Madrid).

Han actuado igual que Catalunya las comunidades de Cantabria, Asturias, Galiza y La Rioja.

Asturias, además, ha aprovechado para dar un paso al frente y eliminar el pasaporte covid para acceder a establecimientos de hostelería.

La opción de continuar dos semanas más sin tocar nada, además de Nafarroa y la CAV, ha sido adoptada por Andalucía y País Valencià. Supuestamente, esta será también la decisión que adoptará Aragón, pese a la presión de los hosteleros. A.I.