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RATIFICACIÓN DE FRIEDRICH MERZ COMO NUEVO PRESIDENTE DE LA CDU

Merz, el rival eterno de Merkel toma las riendas de la CDU

La Unión Demócrata Cristiana (CDU) ha elegido a su nuevo presidente, Friedrich Merz. Después de haber tomado el poder, el jefe demócrata cristiano ha de blindarlo y ampliarlo. Para ello no cuenta con la ayuda de la excanciller Angela Merkel, que le ha dado la espalda. Además, la AfD le acaba de poner la zancadilla.


Friedrich Merz y Angela Merkel son de esas personas que saben que en esta vida nunca más volverán a ser amigos, si es que alguna vez lo han sido. El designado candidato a presidir la CDU invitó a su expresidenta y ex jefa de gobierno a cenar en vísperas de su elección del pasado sábado. «Por razones de agenda, Merkel declinó la invitación. Cuando se le ofreció ser la presidenta honorífica del histórico partido, la política rechazó la oferta porque ‘ya no encaja en el tiempo’», explicó Armin Laschet, antecesor de Merz al frente de la CDU.

Hace casi dos décadas, Merkel tuvo que desbancar a su mentor,el expresidente del partido y excanciller Helmut Kohl de aquel cargo especial por un escándalo de financiación ilegal que había ocurrido bajo su dirección. La primera mujer en ser elegida presidenta de la formación conservadora supo también que tendría que hacerse con la presidencia del grupo parlamentario en el Bundestag si quería perfilarse como alternativa al entonces canciller socialdemócrata, Gerhard Schröder (SPD).

El precio de su ambición lo pagó Merz, hasta entonces jefe de los diputados de la CDU. Dolido en su orgullo, integró el grupo de tantos otros varones del oeste alemán, que tampoco aguantaban que una mujer y encima del este alemán les diera órdenes. Pero ante el aguante de su rival femenina, optaron por tirar la toalla y buscaron una vida más feliz pasando por una de las puertas giratorias que también en Alemania unen política con economía. Merz se dedicó a los negocios y ascendió hasta convertirse en el presidente del consejo de supervisión alemán del fondo de inversión estadounidense Blackrock. El rico abogado regresó al ruedo político hace un lustro cuando Merkel empezaba a tropezar. Aún así necesitó tres intentos hasta llegar al máximo puesto que la CDU ofrece porque primero le venció la candidata de Merkel, Annegret Kramp-Karrenbauer, y luego, el del aparato, Armin Laschet. Incluso cuando este último perdió, por sus propios errores, en las elecciones generales del pasado año contra Olaf Scholz (SPD), Merz tuvo que mover muchos hilos para que no decidiesen los delegados del partido sino las bases, su fuerte.

El pasado día 22 fue elegido como líder de la CDU en un congreso telemático en el que, siendo el único candidato, logró 915 de los 983 votos de los delegados, un 94,62% de apoyo, según informó la propia formación. Hubo 16 abstenciones.

En adelante, Merz deberá demostrar si aparte de ser presidente del partido, también tiene madera de líder. Para ello tiene que hacer lo mismo que Merkel en su día: convertirse en el jefe del grupo parlamentario, otro polo importante de poder aparte de la dirección, el aparato y los comités federales. El jueves de la semana pasada, en una carta a los diputados de la CDU y la CSU, el actual jefe parlamentario Ralph Brinkhaus, comunicó que dejará su puesto para que pueda ocuparlo Merz. Brinkhaus, quien dirige el grupo conservador desde 2018, ha hecho un sólido trabajo. Primero mostró cierta autonomía, pero siempre leal a una Merkel políticamente tocada. Cuando Laschet perdió, se resistió a dejarle su puesto.

A la CDU le espera otra pugna interna por el poder antes de que pueda dedicarse a fondo al trabajo de oposición como primer paso hacia la reconquista del perdido poder ejecutivo.

La Alternativa para Alemania (AfD) ha sido la primera en ponerle a Merz una considerable piedra en el camino. Esta semana ha anunciado que su candidato a la elección (indirecta) del presidente de la República Federal será el demócrata cristiano Max Otte, afiliado de la CDU que lidera la corriente interna «unión de valores». El grupo conservador hace de bisagra política con la AfD. La CDU reaccionó quitándole sus derechos como afiliado e iniciando su proceso de expulsión.

En 2019, la ejecutiva nacional decretó que no se permitiría bajo ningún concepto la colaboración de sus miembros y comités ni con la AfD ni con Die Linke (La Izquierda). Después de haber sido elegido por las bases, Merz dijo que con él al frente, la CDU no cambiaría de posición. Eso es fácil de decir porque hasta 2023 sólo habrá elecciones regionales en el oeste alemán. En el este, en Sajonia, se votará un nuevo Parlamento en 2024.

Para entonces, el nuevo presidente tiene que tener una estrategia que le permita diezmar a la AfD. En la Alemania oriental, los ultras han adelantado a la CDU. En Sajonia podrían ser primera fuerza. La CDU supo evitar este escenario por poco en Sajonia-Anhalt el año pasado.

La paralización que vive el partido de Merz se refleja también en las encuestas: actualmente se repiten más o menos los resultados de los comicios generales, con el SPD a la cabeza con 25 puntos, seguido por la CDU (24) y los Verdes, con el 16%, dos puntos más. En la política diaria, el nuevo tripartito de Olaf Scholz, formado por su SPD con los Verdes ecologistas y los liberales (FDP), muestra menos dinámica y coherencia que cuando los tres socios anunciaron su intención de gobernar juntos en noviembre pasado. Tal vez les falta aún sentirse contra las cuerdas por la primera fuerza de la oposición.