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Las familias del Bloody Sunday reprochan a Londres tener miedo de la justicia

La conmemoración del Bloody Sunday en Derry volvió a recordar que las familias de las 14 víctimas mortales aún exigen el enjuiciamiento de los soldados y creen que Londres teme lo que podría surgir.


Con retratos de las víctimas y rosas blancas al frente de la marcha, cientos de personas celebraron ayer el 50 aniversario del Bloody Sunday, en el que 13 personas murieron tiroteadas a manos de soldados británicos. Otra moriría semanas después a causa de las heridas.

Fue «una masacre en nuestras calles», afirmó Michael McKinney, cuyo hermano fue uno de los muertos en la manifestación por los derechos civiles del 30 de enero de 1972 en Derry. Recordó que «hemos recorrido un largo camino desde el horror de ese día», pero las familias aún exigen «el enjuiciamiento de los delincuentes uniformados que mataron a los nuestros».

Para McKinney, el Gobierno británico tiene miedo de lo que podría emerger si los soldados responsables fueran juzgados. «No nos reducirán al silencio. Venceremos», añadió, evocando el mensaje de 1972.

El primer ministro irlandés, Micheal Martin –el primer líder de la República de Irlanda que asistió a la ceremonia anual–, depositó una ofrenda floral en el monumento que rinde homenaje a las víctimas, al igual que su ministro de Exteriores, Micheal Martin. «Se debería desarrollar todo el proceso completo y la justicia de los tribunales», declaró Martin tras reunirse con las familias de las víctimas.

Por la tarde, otra marcha por las calles de Derry finalizó a la hora en que los paracaidistas del primer batallón abrieron fuego contra los manifestantes y denunció los planes del Gobierno británico para declarar la prescripción de los delitos cometidos durante la época de los troubles.

El Ejército británico sostuvo que respondía al fuego «terrorista», una versión oficial sostenida a pesar de los testimonios en contra. No fue hasta 2010 cuando se reconoció oficialmente la inocencia de las víctimas y a pesar de las disculpas del entonces primer ministro, David Cameron, por estos actos «injustificados e injustificables», ningún soldado fue juzgado. Los cargos contra uno de ellos se retiraron y el Gobierno británico presentó un proyecto de ley denunciado como una amnistía. Una impunidad que ayer fue recordada en el famoso muro que marca la entrada al Free Derry, en Bogside, con el lema «No hay justicia británica».