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Canadá recula en las restricciones por la ira antivacunas


Frente a la determinación de los camioneros antivacunas que bloquean el centro de Otawa y de otras ciudades, además de puentes estratégicos con EEUU, dirigentes políticos y algunas provincias canadienses apuestan por aflojar la restricciones contra la pandemia, de las más estrictas del mundo.

Bautizado como Convoy de la Libertad, tuvo su origen en la protesta de camioneros por obligarles a vacunarse para cruzar la frontera con EEUU.

Rápidamente se convirtió en un movimiento contra las medidas sanitarias y que exige la dimisión del Gobierno del liberal Justin Trudeau.

Un grupo de camioneros y manifestantes canadienses, con banderas y pancartas, cortó ayer el tráfico del puente que une la ciudad de Windsor, en la provincia de Ontario, con el estado de Michigan, en EEUU.

Se trata del principal cruce fronterizo entre ambos países norteamericanos, crucial para la industria automovilística y para los hospitales estadounidenses, que emplean a muchas enfermeras canadienses.

El Gobierno de Otawa ha alertado sobre «graves consecuencias para la economía» si el bloqueo persiste.

«Hasta que Trudeau se vaya»

Los antivacunas siguen determinados a mantener los bloqueos hasta que Trudeau, a quien tildan de «dictador», se vaya.

En Otawa, muchos camioneros han llevado a sus hijos para dificultar los arrestos. Además, han retirado las ruedas o modificado los frenos para inmovilizar los camiones. Tras la prohibición judicial de hacer sonar sus ensordecedores cláxones, aceleran los motores de sus camiones de gran tonelaje, convirtiendo el aire en irrespirable.

En Canadá, donde las medidas sanitarias son de las más restrictivas del mundo, el movimiento de protesta ha logrado un apoyo popular que ha sorprendido a las autoridades. Según sondeos, un tercio de los canadienses apoyan los bloqueos (el 60% los rechaza) y el 44% de los vacunados muestran comprensión hacia las «causas de las protestas».

Trudeau «estaba convencido de que el movimiento se iría desinflando por sí solo», señala Félix Mathieu, politólogo de la Universidad de Winnipeg.

Pero se empiezan a oír voces disonantes en el seno de su partido. El diputado liberal de Quebec Joël Lightbound se reconoce «incómodo con la gestión de la pandemia por parte del Gobierno» y pide un enfoque «más unificador» y menos «divisivo».

Por provincias

El primer ministro de la provincia de Alberta, Jason Kenney, levantó algunas restricciones a medianoche, como la presentación del pasaporte para entrar a locales de restauración o la obligatoriedad de llevar mascarilla en las escuelas a partir del lunes. «Los beneficios ya no superan los costes», justificó.

A medianoche estaba prevista la eliminación de los límites de capacidad para espacios de menos de 550 personas, incluidas bibliotecas y lugares de culto, así como del consumo de alimentos y bebidas en lugares donde el público esté sentado.

Otros estados se han sumado al levantamiento de restricciones, como el de Saskatchewan, en el que a partir del 14 de febrero tampoco se necesitará mostrar el pasaporte vacunal en los restaurantes.

Y como Quebec, que ha presentado un calendario de aligeramiento progresivo de las restricciones que comenzará a mediados de marzo con los aforos y que paulatinamente irá eliminando la obligatoriedad de la mascarilla y el pasaporte covid. El primer ministro de Quebec, François Legault, negó que las protestas hayan influido en estos anuncios. «La razón por la que nos resistimos hasta hoy fue porque había demasiado riesgo».

La Isla del Príncipe Eduardo, Dennis King, anunció un plan para aflojar las restricciones en varias fases. La primera contempla aumentos de aforos y reuniones en interiores y exteriores desde el 17 de febrero.

Más allá de las fronteras

El movimiento de protesta de Canadá está comenzando a traspasar fronteras, y no solo con los bloqueos de puentes.

Cientos de empleados municipales de Nueva York se han manifestado contra la obligatoriedad de vacunarse. El expresidente Donald Trump, el empresario Elon Musk y políticos republicanos han aplaudido de forma pública y defendido a los organizadores de la protesta.

En Nueva Zelanda, un convoy bloqueó las calles alrededor del Parlamento de la capital, Wellington.

Y en el Estado francés, miles de antivacunas han anunciado una marcha para confluir el sábado en París.