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EDITORIALA

Derogar lo que está mal no debería ser tan difícil


El pacto de gobierno entre PSOE y Unidas Podemos contemplaba la derogación inmediata de la Ley de Seguridad Ciudadana del PP, la denominada Ley Mordaza. La mayoría política vasca ha considerado esa norma inaceptable desde siempre. Así quedó reflejado en un pronunciamiento del Parlamento de Gasteiz, en 2016, en el que se decía que esa ley «convierte en delito el trabajo periodístico y la libertad de expresión» y «vulnera derechos fundamentales».

PNV y PSE, que en su momento apoyaron esa declaración, no quisieron refrendar ayer un rechazo tan explícito. Gracias a una enmienda de Elkarrekin Podemos-IU, se limitaron a apoyar en el Parlamento de Gasteiz la reforma que se lleva a cabo en el Congreso de Madrid. La única fuerza política vasca que se mantuvo en la urgencia de derogar la Ley Mordaza fue EH Bildu, que recordó al Gobierno de PNV-PSE que es difícil entender que critiquen esa ley cuando la Ertzaintza la ha aplicado a diestro y siniestro, con 45.000 sanciones. Respecto al debate entre derogar y reformar, resulta incomprensible que Elkarrekin Podemos-IU debilite así su posición. De saque, de nuevo.

Precisamente, en otro punto del pleno de ayer, PNV, EH Bildu, PSE y Elkarrekin Podemos-IU sí que se unieron para rechazar «la campaña contra las víctimas del Estado llevada a cabo por guardia civiles y policías españoles» que han pretendido colarse como víctimas cuando en realidad, en lo referido a esa ley, pertenecen a los cuerpos que violaron los derechos humanos. Detrás de esta maniobra, que ayer tuvo el único respaldo del PP y Vox, están sindicatos policiales que se han manifestado para defender que la Ley Mordaza les ampara y demandando que no se toque. Desde un punto de vista democrático, tanto por razones de principios como de eficacia, no se puede concertar con estos grupos autoritarios, con esa agenda retrógrada. El mensaje que se les da reformando leyes malas cuando se pueden derogar y hacer leyes buenas es erróneo.