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EDITORIALA

El cambio de política agraria es inaplazable


Las conclusiones del informe “Radiografía de la Soberanía Alimentaria en Navarra: análisis de indicadores seleccionados”, coordinado por Arrea, Mugarik Gabe Nafarroa, Mundubat e IPES muestran un panorama bastante preocupante. El imparable avance de la agricultura industrial en Nafarroa, cuyo territorio supone prácticamente la mitad de Euskal Herria, se ha convertido en un grave riesgo para la soberanía alimentaria de este país ya que ese modelo de agricultura intensiva resulta insostenible a largo plazo.

Lo peor es que todos los indicadores señalan en la misma dirección y muestran una creciente evolución negativa. En primer lugar, se han perdido 21.000 hectáreas de superficie agrícola y el número de explotaciones se ha reducido a la mitad en 15 años. Al disminuir la cantidad de haciendas, el modelo se vuelve más intensivo. En Nafarroa, el tipo predominante de explotación es la ganadería intensiva, lo que ha llevado a que los cultivos también hayan cambiado: en la actualidad predomina el monocultivo, hay un importante descenso de cultivos herbáceos y al menos el 65% de la tierra se utiliza solo para alimentar al ganado. Este modelo hace que aumente el uso de semillas proporcionadas por multinacionales, entre las que destacan las transgénicas –el maíz transgénico permitido gana terreno año a año–, y con él ha crecido el consumo de agua, de abonos químicos y de pesticidas. El resultado es una alarmante pérdida de diversidad, consecuencia lógica del crecimiento de un modelo intensivo e industrial que continúa colonizando nuevos espacios.

En este panorama desolador desde el punto de vista de la soberanía alimentaria, el dato positivo viene de la agricultura eco&bs;lógica: cada vez es mayor la superficie, así como el número de personas inscritas en los registros ecológicos. Un dato esperanzador que, sin embargo, no puede ocultar la terrible desproporción actual. El cambio de política agraria es inaplazable.