Casi 500 personas de origen subsahariano consiguieron entrar ayer en el enclave español de Melilla, en la costa norte de Marruecos y junto a Ceuta la única frontera terrestre entre África y la Unión Europea, del total de los 2.500 que trataron de saltar la alta valla que separa ambos territorios, en el mayor intento registrado en la historia de esta infraestructura, que se saldó al menos una veintena migrantes heridos.

La entrada en Melilla de 491 personas es una de las más numerosas aunque en varias ocasiones se ha alcanzado el medio millar, la última el 28 de mayo de 2014, hace 8 años. Y la más masiva registrada en las vallas de los dos enclaves españoles desde julio de 2018, cuando 600 migrantes saltaron la de Ceuta.

El salto masivo tuvo lugar sobre las 9.30 y en él participaron unos 2.500 subsaharianos que, según la Delegación del Gobierno español en el enclave, emplearon una «gran violencia» e «iban provistos con garfios, palos y tornillería en los zapatos» para hacer más fácil su escalada. La misma fuente indicó que los migrantes se dedicaron a «lanzar piedras» y consiguieron rebasar a las fuerzas de seguridad marroquíes que intentaban impedir su acceso a la valla. Los que lograron pasar al otro lado se dirigieron a la carrera al Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes (CETI), donde el trasiego de ambulancias para trasladar a los heridos fue constante.

La frontera en Melilla consiste en una triple valla de alambre de varios metros de altura y unos 12 km. de longitud. Al igual que la de Ceuta, situada a unos 400 kilómetros hacia el oeste, está equipada con cámaras de vídeo y torres de vigilancia.

La entrada masiva de ayer ocurre menos de un año después de la de más de 10.000 personas, en su gran mayoría marroquíes, en mayo de 2021 en Ceuta. Aprovechando la relajación de los controles fronterizos del lado marroquí, la mayoría accedieron por mar o a través del dique que marca la frontera.