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SANTIAGO DE CHILE

Boric asume como presidente para llevar un «cambio profundo» a Chile

El líder de la izquierda chilena, Gabriel Boric, fue proclamado presidente en una solemne ceremonia y con el firme objetivo de lograr un «cambio profundo» en el país más desigual de América Latina. Deberá hacer frente a la gestión de la pandemia, la fragilidad de la economía, el conflicto en la Araucanía, la tramitación de la nueva Constitución y una crisis migratoria sin precedentes, además de dar respuesta a las demandas que provocaron el estallido social de 2019.

«Ante el pueblo y los pueblos de Chile sí, prometo», dijo Gabriel Boric en un inédito guiño a los pueblos originarios, que representan el 13 % de la población del país, durante la ceremonia de su investidura como presidente celebrada en las dependencias del Congreso Nacional. El exlíder estudiantil irrumpe así en La Moneda, al frente de una nueva alianza política, con la promesa de un cambio profundo para Chile y ante la incertidumbre del proceso constituyente, del que emanará la nueva Carta Magna que sustituya a la Constitución heredada de la dictadura.

El presidente saliente, Sebastián Piñera, hizo entrega a Boric de la piocha de O'Higgins, considerada símbolo del poder presidencial en Chile. «Siento en el fondo del alma que los chilenos supimos enfrentar bien todas las adversidades que se cruzaron en el camino», aseveró en relación al estallido social que sacudió el país en 2019. «Que tenga lo que todos queremos hacer cuando tenemos la Presidencia. Sabiduría para encontrar los caminos correctos, fuerza para impulsar las reforzar necesarias, resiliencia para enfrentar las adversidades», afirmó Piñera.

Con apenas 36 años, Boric se convirtió en el mandatario más joven de la historia chilena y del mundo en la actualidad, y en el primero que no forma parte de los dos bloques de centroizquierda y derecha que han gobernado el país desde el retorno a la democracia en 1990. Además, lidera el primer gabinete con más mujeres que hombres del continente americano (14 frente a 10) y por primera vez en la historia chilena designó a una mujer al frente de la poderosa cartera de Interior, la médico independiente Izkia Siches.

El nuevo presidente del Senado, el socialista Álvaro Elizalde, le impuso la banda presidencial a un Boric sin corbata, visiblemente emocionado y que acudió a la investidura acompañado por su pareja, Irina Karamanos, tras desayunar horas antes con dirigentes sociales.

«Vamos a dar lo mejor de nosotros mismos para estar a la altura de los desafíos que tenemos», señaló Boric en unas breves declaraciones a los medios a su salida del Senado, ubicado en la costera Valparaíso, a 150 kilómetros de Santiago.

Una veintena de dignatarios internacionales asistieron a la ceremonia, en la que también prestaron juramento los 24 ministros de su Gobierno, de 42 años de media. Entre ellos estaban los presidentes Alberto Fernández (Argentina), Pedro Castillo (Perú), Luis Arce (Bolivia) y Guillermo Lasso (Ecuador), Mario Abdo Benítez (Paraguay), Luis Alberto Lacalle Pou (Uruguay), el rey español Felipe de Borbón, el candidato presencial colombiano Gustavo Petro, la expresidenta brasileña Dilma Rousseff y el exvicepresidente de Bolivia Álvaro García Linera, entre otros. No estuvieron invitados los mandatarios de Venezuela, Nicolás Maduro, y Nicaragua, Daniel Ortega.

Ayer tomaron también posesión los diputados y senadores que conforman el Congreso.

Tras jurar el cargo, Boric se subió a un Ford Galaxy 500 XL descapotable, conducido por una agente de Carabineros, en otra señal inequívoca de que el feminismo será un eje central de su Gobierno, el primero del continente con más mujeres que hombres. En el auto le acompañaba la titular de Interior, Izkia Siches. El presidente se bajó del auto para saludar a la gente que le esperaba fuera del perímetro de seguridad. Tras un almuerzo con las delegaciones internacionales, partió a Santiago, donde tenía previsto recorrer algunas de sus céntricas calles en el descapotable hasta llegar a La Moneda para pronunciar su primer discurso oficial como presidente.

Cambio de mando ciudadano

«Es un cambio de mando ciudadano, un día histórico. Estamos en medio de un proceso constituyente y (este es) un Gobierno que plantea transformaciones profundas, paso a paso, pero profundas», subrayó a Efe la portavoz del Gobierno, Camila Vallejo.

Defensor del proceso constituyente en el que está inmerso el país para enterrar la actual Constitución, heredada de la dictadura y de corte neoliberal, Boric ha prometido una profunda agenda de reformas para construir un modelo parecido al europeo.

«Su investidura es un mensaje de apertura, diversidad e inclusión. El propósito es marcar fuertes diferencias con el Gobierno saliente e insistir en que no es solo un cambio de mando, sino de ciclo», indicó a Efe Mauricio Morales, de la Universidad de Talca.

Boric deberá ahora centrarse centrarse en cumplir las promesas que le llevaron al poder y despertaron una inmensa esperanza entre sus seguidores.

«Todos los cambios que hemos propuesto, como dijimos durante la campaña, los vamos a realizar paso a paso, porque estamos convencidos de que la gran mayoría de los chilenos demandan cambios estructurales», aseguró al presentar a su Gobierno.

Heredero político de la revuelta social que sacudió a Chile en 2019, considerado hasta entonces el país más estable de la región, el presidente electo en diciembre al frente de una coalición de izquierda deberá encontrar respuestas a las demandas de transformación en salud, educación y pensiones y adoptar medidas para reducir la desigualdad.

Para el exlíder estudiantil, diputado desde 2014, la solución pasa por la instauración de un estado de bienestar inspirado en la socialdemocracia europea y la ruptura con el neoliberalismo del que Chile fue laboratorio bajo la dictadura de Pinochet.

Los datos económicos durante treinta años fueron aplaudidos, pero se obtuvieron a costa de grandes desigualdades (el 1% de la población posee el 26% de la riqueza, según la ONU) y desembocaron en las protestas de 2019.

Defensor acérrimo del proceso constituyente en marcha y de la ola de protestas de finales de 2019, Boric moderó su discurso en la recata final de la campaña electoral para meterse en el bolsillo al electorado centrista y espantar el miedo que generó su alianza con los comunistas.

«Boric comienza en un clima favorable de la opinión pública, gracias al capital político que obtuvo en las elecciones y con la designación de su Gobierno», abierto a varias sensibilidades, augura Marco Moreno, director de la facultad de Ciencias Políticas de la Universidad Central de Chile, en declaraciones a AFP.

La gestión de la pandemia, la tramitación de la nueva Constitución, el conflicto en la Araucanía, una crisis migratoria sin precedentes en la frontera norte y la fragilidad de la economía, son algunos de los retos más importantes que deberá afrontar el nuevo presidente.

En un contexto de economía ralentizada y una inflación superior al 7% anual, el ministro de Hacienda, Mario Marcel, anunció su intención de hacer una primera subida del salario mínimo en 2022, minutos después de asumir el cargo. Explicó que buscará aumentar el salario mínimo de 350.000 pesos (unos 430 dólares) a 500.000 pesos (sobre 620 dólares) como «un compromiso para el horizonte de los cuatro años de Gobierno». Pero al mismo tiempo, señaló, «habrá un primer paso, que será muy importante, y tendrá lugar este año», aunque no especificó de cuánto será la subida más inmediata.

Una ceremonia cargada de simbolismos

Chile comienza una nueva era política, un cambio tanto en forma como en fondo liderado por Gabriel Boric, cuya ceremonia de investidura estuvo cargada de símbolos en ese sentido, con mensajes de apertura, diversidad e inclusión que dejaron claro que no se trata solo de un cambio de mando.

A diferencia del presidente saliente, Sebastián Piñera, que encargó su banda presidencial en París, Boric optó por un pequeño y modesto taller ubicado en un barrio residencial a las afueras de Santiago, donde un grupo de costureras, hartas de la precariedad, fundaron el Sindicato Revolucionario Textil (Siretex) en plena ola de protestas de 2019.

Antes de la protocolaria ceremonia, Boric desayunó con varios dirigentes sociales, consciente de que gran parte de su capital político está en las calles.

Alérgico a la vestimenta formal, Boric ha ido puliendo su estilo. Ahora ha integrado en su look los trajes de chaqueta y su pelo luce siempre peinado, pero se resiste a incluir la corbata. Como era de esperar, ha asumido el cargo sin ella.

Entre las personalidades que fueron invitadas personalmente por el exlíder estudiantil a su toma de posesión estuvo Gustavo Gatica, el joven que quedó ciego tras recibir dos perdigones en la cara durante una protesta en noviembre de 2019 y que se convirtió en un símbolo de la violencia policial. También invitó a un nutrido grupo de representantes de los pueblos indígenas. GARA

Asume como senadora Fabiola Campillai, víctima de la represión del estallido social

Fabiola Campillai, que quedó ciega y perdió el gusto y el olfato por el impacto en la cara de una bomba lacrimógena lanzada por los Carabineros durante las protestas de 2019 cuando esperaba en la esquina de su casa para ir al trabajo, asumió como senadora tras haber sido la candidata al Parlamento más votada del país. Su triunfo es un símbolo de las sistemáticas violaciones de derechos humanos cometidas por agentes del Estado durante el estallido social que llevó a cientos de miles de personas a protestar en las calles por la desigualdad.

Campillai, la primera mujer pobladora y primera persona con discapacidad que llega a una cámara emblema de la élite oligárquica como es el Senado, caminó sola y apoyada en su bastón hasta el lugar donde prestó juramento. Celebró el momento señalando que «el pueblo ha llegado al Senado, haré mi trabajo con toda convicción. Juro por verdad, justicia, libertad, reparación y garantías de no repetición». Representará ahora al pueblo chileno cansado de 30 años de abusos del neoliberalismo y recordará todos los días al Senado desde su escaño las consecuencias de los abusos policiales.

Los ministerios de Interior y de Justicia anunciaron ayer que retirarán 139 querellas contra la Ley de Seguridad del Estado presentadas en el marco del estallido social de 2019. La decisión supone un gesto de calado y responde a una propuesta plasmada en el programa de gobierno de Gabriel Boric y busca que esa ley no sea utilizada para la persecución «injusta y desproporcionada». Además, «se conformará una mesa de reparación para las víctimas de violación de los derechos humanos» y se apoyará a pequeños y medianos comerciantes de sectores afectados por aquellas protestas. GARA