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EDITORIALA

El futuro del trabajo depende de la sociedad


BBK Kuna y la Universidad de Deusto presentaron ayer el informe “El futuro del trabajo”, basado en una encuesta sobre los cambios que perciben en el empleo los habitantes de Araba, Bizkaia y Gipuzkoa. El estudio habla de trabajo, pero no incluye los cuidados ni, en general, los trabajos no remunerados, que también forman parte del trabajo, aunque muchas veces no sean empleos. En su lucha por la igualdad, hace tiempo que el feminismo enriqueció con ellos el concepto de trabajo. Un estudio de estas características quizás debería contemplar ese enfoque más amplio. La brecha de género no solo afecta al salario, también a las experiencias laborales y a las expectativas; a la par o más que la generacional.

De entre los datos, destaca la idea de que la sociedad vasca apuesta por trabajar menos, menos años y menos horas al día. Sin embargo, es bastante consciente de que la presión general empuja en dirección contraria. No es de extrañar, por tanto, que se muestre bastante escéptica sobre los cambios que puedan traer los avances tecnológicos y la digitalización, y no espera aplicaciones positivas más allá de eliminar los trabajos más duros. Una conclusión lógica si se observa que la transformación digital no se ha traducido en una reducción del tiempo de trabajo. La encuesta recoge que la sociedad vasca es mayoritariamente favorable a la renta básica, revelando el peso que tienen la solidaridad y la justicia entre sus valores. Aun así, no es optimista sobre la evolución futura de los derechos laborales y ve difícil que a medio plazo se supere la brecha salarial entre hombres y mujeres. Que una mayoría no comparte el blindaje de los empleos públicos es ya parte de la agenda.

Esta radiografía de la visión que la sociedad vasca tiene sobre el empleo evidencia la profunda contradicción que existe entre los impresionantes avances tecnológicos y lo poco que han servido para satisfacer las verdaderas necesidades de la gente, a saber, trabajar menos y repartir mejor la riqueza. Anhelos cuya realización no dependerá de la tecnología, sino de decisiones políticas.