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KIEV-MOSCÚ
GUERRA EN UCRANIA

La guerra se empantana sin avances claros en los frentes ni en el diálogo

La guerra en Ucrania se ha empantanado en los asedios a las ciudades sometidas a bombardeos y provocando desastres como el que sigue viviendo Mariupol, mientras una Kiev vacía se prepara para el asalto. Las negociaciones tampoco ofrecen avances para acabar con una guerra que, según el secretario general de la ONU, «no se puede ganar».

La guerra en Ucrania se ha enquistado en las ciudades que los rusos no consiguen tomar después de 27 días, pero que están siendo devastadas por combates y bombardeos o sometidas a asedios prolongados.

El estratégico puerto de Mariupol centra las llamadas de atención por la catástrofe humanitaria y por la relevancia para las fuerzas rusas y las del Donbass, que intentan unir los territorios ya tomados entre Crimea y esta región secesionista.

Dos «bombas superpotentes» impactaron ayer en la ciudad portuaria donde siguen atrapados 200.000 civiles y donde los combates se desarrollan ya en sus calles. Se esperaba continuar la evacuación a través de tres corredores humanitarios hacia la ciudad de Zaporiyia, al noroeste.

Los habitantes que han huido de ella describen «un infierno helado, con calles cubiertas de cadáveres y escombros de edificios destruidos», y miles de personas recluidas en sótanos sin agua, alimentación, electricidad o comunicaciones. En Kiev, sujeta a un nuevo toque de queda hasta esta mañana, sirenas de bombardeos y detonaciones resonaron a intervalos regulares durante todo el día. Al menos una persona murió en un ataque con drones «kamikazes» contra un edificio de la Academia Nacional de Ciencias.

A la espera de un asalto, en el oeste, norte y este de la capital no hay cruce que no esté cortado por un muro de sacos terreros u obstáculos antitanques. Se han establecido trincheras y puestos de combate al azar a partir del más mínimo eje potencial de fuego, al pie de bloques de edificios o en solares baldíos. El bombardeo fue particularmente intenso en varias localidades en torno a la capital y se produjeron combates en Irpin y Gostomel.

El domingo, el mayor ataque sufrido por Kiev destruyó un centro comercial y mató al menos a ocho personas. Bajo la mortaja, fuentes de AFP observaron ropas militares. Según Moscú, el centro comercial estaba inoperativo y servía como depósito de armas, y el lugar era utilizado por las fuerzas ucranianas. Ante el empantanamiento de la guerra y el deterioro de la situación de la población –más de 10 millones de personas han abandonado su hogar– el secretario general de la ONU, António Guterres, urgió a Moscú a «acabar con esta guerra absurda». «Esta guerra no se puede ganar. Antes o después, tendrá que moverse del campo de batalla a la mesa de paz. Esto es inevitable», insistió.

Guterres destacó que los progresos diplomáticos en varios asuntos clave del conflicto deben ser suficientes para que se declare ya un cese de las hostilidades. «Continuar la guerra es moralmente inaceptable, políticamente indefendible y un sinsentido militarmente», subrayó.

Mayor actividad aérea

Según el Ejército ucraniano, ante la falta de avances en Kiev y las fuertes pérdidas, las fuerzas rusas han reforzado su presencia en el espacio aéreo y han reagrupado sus tropas terrestres para reanudar la ofensiva.

El Pentágono estadounidense coincide en constatar un aumento de la actividad aérea por ambas partes, con más de 300 operaciones en 24 horas por parte rusa, pero también con una intensificación de las que lanza la parte ucraniana.

Sin embargo, no se refiere a combates aéreos, sino a misiles aire-tierra lanzados desde el espacio aéreo ruso o bielorruso, para evitar misiles antiaéreos como los Stinger.

Además, también constata un aumento de la actividad naval en el mar Negro con la concentración de varios buques de guerra que, según Washington, son el origen de uno de los bombardeos recientes sobre Odessa, que sería el objetivo de un próximo asalto anfibio.

Pero estas especulaciones sobre los avances en el frente, las bajas y las pérdidas son difícilmente contrastables. Así, fuentes de Inteligencia estadounidenses aseguran que más de 7.000 rusos han muerto desde el comienzo de la guerra mientras Moscú admitía a principios de mes medio millar, aunque no ha dado nuevos datos.

EEUU –que asegura que aún quedan «días duros»– sostiene que el Ejército ucraniano está llevando a cabo contraofensivas que han permitido recuperar terreno, ante las dificultades de comunicación y suministro de las fuerzas rusas y el Estado Mayor ucraniano añadió que casi 300 soldados rusos habían desertado a la región de Sumy.

Además, Kiev asegura que Rusia tendría solo reservas de municiones, combustible y alimentos «para no más de tres días».

Por su parte, el Ministerio de Defensa ruso informó de que sigue avanzando varios kilómetros y ha tomado varias aldeas más en el Donbass.

Las declaraciones del presidente ucraniano, Volodymyr Zelensky, tampoco adelantaban un rápido fin de la guerra.

Zelensky advirtió de que Ucrania sería destruida antes de rendirse, aunque también dijo querer negociar directamente con Vladimir Putin y estar dispuesto a hablar sobre Crimea y el Donbass. Eso sí, después de obtener garantías de seguridad y de que Rusia ponga fin a la invasión. «Detener la guerra ahora, esa es la cuestión», insistió Zelensky.

Pero el Kremlin consideró que las conversaciones que se están llevando a cabo no son aún lo suficientemente «sustanciales».

La UE se prepara para restricciones en el suministro de gas

EEUU y sus aliados anunciarán mañana en Bruselas nuevas sanciones contra Rusia durante la visita del presidente estadounidense, Joe Biden, a Bélgica y a Polonia para participar en reuniones de la OTAN, el G7 y el Consejo Europeo. Biden prevé anunciar «una acción conjunta para mejorar la seguridad energética europea y reducir la dependencia de Europa sobre el gas ruso», aunque Bruselas aún no da el paso de la prohibición de las importaciones energéticas rusas dada su fuerte dependencia y por que va a pagar mucho más caros que Washington los castigos a Moscú.

Bruselas quiere imponer a los Estados miembros de la UE llenar al 90% sus reservas de gas antes del próximo noviembre para hacer frente al invierno y resistir «las nuevas condiciones geopolíticas», en caso de que pasen por el veto a la importación de Rusia o sea Moscú el que cierre el grifo. En cualquier caso, la UE se ha fijado el objetivo de reducir dos tercios de sus compras de gas ruso para finales de año.

A la vez, Bruselas estudia limitar los precios del gas y la electricidad» en el menú de opciones que tendrán los líderes de la UE mañana y el viernes para establecer sus orientaciones políticas. Así, la Comisión Europea ultima un documento con las «mejores opciones disponibles». Sin embargo, todavía existen profundas divisiones sobre la respuesta que el bloque debe dar a la escalada de precios energéticos, cuyo principal factor es la carestía del gas. Los Estados español y francés, Portugal, Grecia e Italia reclaman una reforma de calado del sistema eléctrico europeo. Se topan con las reticencias de Alemania y, sobre todo, Países Bajos, que califican las medidas como «fantasías».GARA