Amaia U. LASAGABASTER
Entrevista
IRIS ARNÁIZ
JUGADORA DE LA REAL SOCIEDAD

«Mis compañeras son buenísimas, es imposible jugar mal junto a ellas»

Llegó en verano a la Real tras debutar en Primera con el Oviedo Moderno y militar cuatro temporadas en el Deportivo, con el que probó la miel del ascenso y la hiel del descenso. Futbolista de máxima confianza de Natalia Arroyo, confiesa que en Zubieta ha vuelto a «valorarse» tras un año muy duro.

Vuelve con las pilas cargadas tras otro de los numerosos parones que convierten la temporada en un queso Gruyère de complicada digestión. Confeccionar un calendario racional será una de las demandas que habrá que plantear a la Liga profesional porque el actual es «una locura. Paras cada mes y luego un atracón de cuatro partidos en semana y media».

No es lo único que debe cambiar. Supongo que celebraron la aprobación de los estatutos.

Sí, sabíamos que tarde o temprano iba a llegar pero cuantos más pasos vayamos dando, más cerca estará. Lo vamos a agradecer las futbolistas, sobre todo las de equipos más humildes, y va a ir en beneficio del propio fútbol, que progresará más.

Es muy posible que la primera Liga profesional coincida con la primera participación de la Real en la Champions League.

Estamos trabajando en ello. Pero nunca se sabe porque en fútbol pasan muchas cosas, así que vamos a seguir trabajando para intentar que no se nos escape el segundo puesto.

Entiendo la precaución pero parece muy difícil que se les escape alguno de los dos billetes, más aún después de haber recuperado los tres puntos de la sanción.

Lo llevamos muy bien, está claro. Y vamos a pelear, no ya por entrar en Europa, sino por el segundo puesto. Aunque tampoco le haríamos ascos al tercero, claro. Pero queremos el segundo, sería un gran premio a la temporada que estamos haciendo y tendría mucho mérito porque por delante sólo tendríamos al mejor equipo del mundo.

La trayectoria del equipo es espectacular. Desde la quinta jornada nadie ha podido apearles de la segunda plaza.

Es increíble y yo creo que dentro no somos muy conscientes. Quizá porque te ves en esa dinámica desde el principio, ganas y “bah, uno más”. Como si ganar un partido y otro y otro fuese de lo más normal. Y no lo es. Lo que pasa es que lo estamos haciendo muy bien, con un nivel de compromiso espectacular, mucho trabajo, una gran relación entre nosotras y con el cuerpo técnico...

¿Cuándo pasaron del “qué bonito sería” al “ay madre, que lo tenemos ahí”? ¿Cuándo se dieron cuenta de que eran favoritas para ir a Europa?

Yo creo que todavía no ha pasado. Porque el equipo es supercompetitivo pero tenemos los pies en la tierra y somos conscientes de qué equipos tenemos por detrás, qué caro puede costar cualquier descuido y que a estas alturas los partidos son aún más difíciles porque todos los equipos se juegan algo.

No conozco a nadie que en agosto hubiese previsto esta situación.

Para nada. En el vestuario teníamos un par pero cuando lo decían nos reíamos. Yo creo que seguimos sorprendidas por el nivel competitivo que estamos dando.

El equipo perdió en verano a algunos de sus principales referentes. Entiendo que fichando y trabajando bien puedan llegar los éxitos pero ¿dónde está la clave para que lleguen tan rápido?

Las que hemos venido nuevas hemos encajado muy bien, nos han dado mil facilidades para ello. El ambiente es lo que más ayuda, confiamos todas unas en otras, cuando sales al campo lo haces por tí y por tus compañeras y todo es muchísimo más fácil. Y junto al compañerismo, la competitividad y el compromiso son altísimos. Todo suma.

En lo personal tampoco tendrá queja. Es la jugadora que más minutos ha disputado.

¡Ninguna! Natalia ha confiado en mi desde el primer momento y yo estaré eternamente agradecida al cuerpo técnico y a las compañeras. Jugar con ellas es una gozada, estoy jugando y disfruto de verlas jugar. Es que son buenísimas, es imposible jugar mal junto a ellas.

Lo habrá agradecido especialmente. El año pasado fue muy duro, no sé si hasta el punto de cuestionarse su propia capacidad.

Fue muy duro. Empecé jugando menos porque no estaba al nivel que necesitaba en ese momento Manu, que era muy exigente conmigo, como lo soy yo también. Luego pasamos momentos muy malos, en una temporada muy complicada que acabó con el descenso. Y sí, llega un momento en el que te cuestionas muchas cosas, me sentía casi inútil en el campo. Pero gracias a mi fichaje por la Real empecé a valorarme otra vez como persona y como futbolista, gracias a la ayuda de mis compañeras me siento mejor y me valoro más.

Supongo que tendría más ofertas. ¿Qué le decidió por la Real?

Era el equipo que más me gustaba y que estuviese Natalia fue lo que más me tiró porque me parecía la más adecuada para seguir aprendiendo y creciendo. Y no me equivoqué. Siempre le agradezco el apoyo y la confianza e intento responderle trabajando y en el campo.