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La oferta de Gobierno de unidad no acalla las protestas en Sri Lanka

A pesar de que el presidente de Sri Lanka, Gotabaya Rajapaksa, asediado por las peticiones de dimisión, instó ayer a la oposición a unirse a un Gobierno de unidad, las protestas continuaron extendiéndose por toda la isla. Veintiséis ministros, excepto el presidente y su hermano mayor, el primer ministro Mahinda Rajapaksa, presentaron su renuncia el domingo por la noche. A la lista se sumó ayer el gobernador del Banco Central.

Gotabaya Rajapaksa ya ha vuelto a nombrar a cuatro de los ministros salientes, incluidos tres en sus puestos anteriores, mientras que reemplazó a su hermano Basil en Finanzas con el extitular de Justicia, y afirmó que el resto de vacantes gubernamentales se cubrirán tras hablar con la oposición.

Sin embargo, líderes del SJB (Samagi Jana Balawegaya) y sus aliados TPA (Tamil Progressive Alliance) y el SLMC (el Congreso Musulmán de Sri Lanka) decidieron «no participar en ninguno de los mecanismos de gobierno de todos los partidos».

El principal líder opositor, Sajith Premadasa, dijo el domingo que no se uniría a un Gobierno encabezado por el clan Rajapaksa, una oferta insuficiente para resolver la crisis económica o restaurar la confianza en la administración del clan, en un país de 22 millones de habitantes que sufre escasez de bienes de primera necesidad, productos alimenticios, combustibles, medicamentos, cortes de luz y una inflación récord, sin que nada augure el fin de sus dificultades económicas. «Es una broma. Es como reorganizar las tumbonas del Titanic», estima Bhavani Fonseka, analista política y abogada, especialista en derechos humanos

El Gobierno, que reconoce que se trata de la peor crisis económica desde la independencia de Gran Bretaña en 1948, pidió ayuda al FMI pero las negociaciones podrían extenderse hasta fin de año. A pesar de que el Ejército y la Policía estaban en alerta máxima tras el toque de queda de 36 horas que terminó ayer, las protestas continuaron.

Miles de personas salieron a las calles de Tangalle, en el sur de la isla, para exigir la dimisión de la familia en un bastión de los Rajapaksa donde estas manifestaciones habrían sido impensables en los últimos años.

El domingo se llevaron a cabo protestas en varias localidades de la isla para denunciar la gestión de la crisis por parte del presidente Rajapaksa, pero el toque de queda y el bloqueo de las redes sociales impidió protestas de mayor envergadura.