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Aquel 23 de abril…


Desde hace dos décadas y doce meses, el 23 de abril de todos los años me acuerdo del escritor Lander Garro. Lo recuerdo porque aquel día me compró un libro, el que escribí sobre el 3 de Marzo de 1976, y porque justo a la mañana siguiente, con mi libro todavía en las manos, fue detenido por orden de la AN. Ocurrió en Barcelona, el Día Internacional del Libro, Sant Jordi para Catalunya, una jornada siempre primaveral en la que las flores y los libros visten de entusiasmo el bullicio mediterráneo de las Ramblas. Aurelia una vasca y catalana, comunista y librera, me invitó a firmar ejemplares en su pequeña librería situada en el Barrio Gótico, cerca de la Plaza de Sant Jaume. Durante el franquismo y también en la transición, la librería Arrels fue lugar de encuentro para autores como Vázquez Montalbán, Juan Marsé o Lluís Llach con los que Aurelia siempre mantuvo una gran amistad. A pesar de sentirme un poco cohibida ante aquel pasado lleno nombres y referencias clandestinas acepté la invitación. Y, así, conocí a Lander. Él se acercó a comprar mi libro, se lo firme y los dos hablamos de EH. Cuando años después volvimos a coincidir y me contó lo de su detención en aquella madrugada, tuve la seguridad de que el 23 de abril siempre llevaría su nombre y el de Aurelia y el de Arrels y el de esos días asombrosos que deambulan tan solitarios por el tiempo.