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EDITORIALA

Toca rendir cuentas por la incineradora


Esta semana el movimiento contra la incineradora de Gipuzkoa ofreció un detallado análisis sobre la gestión de residuos que se está haciendo en la planta de Zubieta. Las conclusiones dejaban una imagen bastante sombría: poca recogida selectiva, ausencia prácticamente total de reciclaje, un importante trasiego con los subproductos, las cenizas y los residuos tóxicos de los filtros, etcétera. En resumidas cuentas, el llamado Complejo Medioambiental de Gipuzkoa poco tiene que ver con la economía circular, con la lucha contra el cambio climático y la crisis energética, y con una gestión responsable de los recursos públicos. Por todo ello, ese movimiento ha convocado una manifestación en Donostia para denunciar el oscurantismo que envuelve al proyecto.

Paralelamente, GuraSOS ha informado de que se ha vuelto a quemar el transformador principal de la incineradora de Zubieta, en lo que sería el tercer accidente de este tipo que sufre. Dada la opacidad con la que Diputación y GHK gestionan esta infraestructura, es difícil saber si el problema se debe a un mal diseño del sistema o, por el contrario, es consecuencia de un uso incorrecto de los equipos debido, posiblemente, a una sobrecarga para aprovechar al máximo los estratosféricos precios de la electricidad. Si a ello añadimos que se han producido varios vertidos de amoníaco a las regatas del entorno y algunos incendios de residuos en el foso de la incineradora, la preocupación sobre el diseño y la gestión que se está haciendo de las instalaciones crece de manera exponencial.

En este contexto de accidentes e incidentes, conviene recordar que PNV y PSE vendieron este proyecto como el más avanzado tecnológicamente, el más seguro y verde. Sin embargo, ni siquiera la Unión Europea considera la incineración para la producción de electricidad como una instalación sostenible. La impusieron pasando por encima de una oposición social amplia y plural que incluso había ensayado modelos de gestión de residuos alternativos. Ha llegado el momento de empezar a rendir cuentas.