El presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, medió ayer domingo en una nueva reunión entre el primer ministro de Armenia, Nikol Pashinian, y el presidente de Azerbaiyán, Ilham Aliyev, en la que establecieron las bases para un acuerdo de paz y seguridad en la región.

«La conversación entre ambos ha sido franca y productiva» sobre las cuestiones humanitarias, «incluido el desminado, y los esfuerzos por liberar a los detenidos y abordar el destino de las personas desaparecidas», aseguró Michel. «Nos hemos centrado en la situación del Cáucaso Meridional y en el desarrollo de las relaciones de la Unión Europea con ambos países, así como con la región en general».

Las Comisiones de Fronteras se reunirán en la divisoria interestatal en los próximos días y «abordarán todas las cuestiones relacionadas con la delimitación de la frontera y la mejor manera de garantizar una situación estable», precisó.

Los dirigentes de Azerbaiyán y Armenia también han acordado avanzar en las discusiones sobre el futuro tratado de paz que regirá las relaciones interestatales. Se iniciarán en las próximas semanas, y el responsable de la UE insistió en la necesidad de tener en cuenta «los derechos y la seguridad de la población de etnia armenia en Karabaj».

30 años de guerra

Nagorno Karabaj, territorio en disputa desde el desplome de la URSS, fue escenario a finales de 2020 de una guerra de seis semanas que acabó con la victoria de la ofensiva azerí, que contó con el soporte militar de Turquía, con el repliegue armenio tras más de 6.500 muertos y un alto el fuego impulsado por Rusia. En virtud de aquel acuerdo, Armenia cedía partes enteras de los territorios que controlaba tanto en el enclave como en la zona de seguridad de alrededor, donde se desplegaron como fuerzas de interposición y por un período de cinco años tropas rusas.

Nagorno Karabaj, un territorio con población mayoritariamente armenia, decidió separarse en 1988 de Azerbaiyán, entonces república soviética integrada en la moribunda Unión Soviética.

Limpiezas étnicas

En la guerra posterior, hasta 1991, la también república exsoviética de Armenia no solo consolidó su dominio sobre el enclave, sino que expulsó a la población azerí de las regiones de alrededor para crear una zona de seguridad. Cientos de miles de azeríes acabaron como desplazados en la capital, Bakú.

La derrota armenia en 2020 y sus cesiones provocaron graves protestas en Armenia pero su primer ministro convocó unas elecciones y las ganó a falta de credibilidad de la oposición.

La protestas persisten y las nuevas negociaciones podrían darles un renovado impulso. Tras la tercera cumbre entre ambos líderes, está prevista una cuarta reunión bilateral para julio o agosto.