Koldo CAMPOS
Escritor
AZKEN PUNTUA

Infancia que nos delata

Tema recurrente el de la infancia, tanto como la preocupación que todo el mundo manifiesta al respecto de una infancia que, cada día que pasa, es menos ingenua y soñadora y más parecida a nosotros mismos. Algo hay, sin embargo, de hipócrita virtud en nuestra inquietud porque esa infancia sólo es el reflejo de lo que nosotros somos, de la sociedad que hemos construido o a la que nos hemos adaptado. Una sociedad que nos enseña a simular, no a ser; que nos instruye para que acumulemos, no para que compartamos; que nos entrena para que compitamos, no para que participemos; que nos adiestra para el triunfo, no para la vida.

Quienes comenzaron poniéndose nuestros zapatos para jugar y terminaron calzándose nuestras ideas para vivir son la mejor referencia de una familia, de una escuela y de una sociedad que en lugar de educar, adoctrina; en vez de sugerir, ordena; e incapaz de corregir, castiga. Por ello nuestro asombro cuando advertimos que los resultados de tanta incapacidad se vuelven contra nosotros.

Los educamos en el miedo y nos sobresalta su timidez; los educamos en el desorden y nos alarma su dispersión; los educamos en el engaño y nos asombran sus mentiras; los educamos en la intolerancia y nos desconcierta su violencia.

(Preso politikoak aske)