La ira indígena contra Guillermo Lasso se extiende en un Quito militarizado
Miles de indígenas de todo Ecuador se manifiestan a diario en una capital militarizada, listos para quedarse hasta que el Gobierno caiga o ceda a sus demandas de frenar el elevado coste de la vida, sobre todo limitando los precios de los combustibles. Al menos cuatro personas han muerto bajo el toque de queda decretado por el presidente.
Hace 12 días que dejaron sus comunidades rurales y el lunes llegaron a Quito con una queja común: el elevado costo de la vida, y convocados por la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (Conaie).
Desde entonces se repite el escenario. Por la noche recuperan fuerzas en las dos universidades donde se alojan. Tras el desayuno se dispersan por las calles en grupos de cientos de personas. Comienza un día de manifestaciones y, a menudo, choques con la Policía, en los que ya han muerto tres personas y se cuentan decenas de heridos. Los manifestantes portan palos y escudos caseros, blanden whipalas (bandera indígena) y construyen barricadas con troncos o neumáticos en llamas. «Puede tardar un mes, dos meses... La guerra vendrá, pero aquí vamos a luchar hasta sacar al presidente», clama María Vega, una de ellas.
Los accesos a la sede presidencial están bloqueados con vallas metálicas, alambres de cuchillas y uniformados. Pero ni la presencia militar ni el toque de queda los disuaden y desafían a los soldados que el mandatario, Guillermo Lasso, ha desplegado temiendo ser derrocado como tres de sus antecesores por la presión indígena.