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DEBATE SOBRE EL «ESTADO DE LA NACIÓN» EN MADRID

Sánchez pisa el acelerador y anuncia impuestos a eléctricas y bancos

El presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, presentó ayer una batería de medidas progresistas y se enzarzó en un bronco duelo verbal con PP y Vox, con guerra de cifras y un constante viaje al pasado con menciones a ETA, durante el debate sobre el «estado de la Nación» en el Congreso.

El senador Alberto Núñez Feijóo siguió la sesión en el escaño del jefe del PP (Pierre-Philippe MARCOU | AFP)

Fue un discurso de más de dos horas con espíritu refundacional. El presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, cristalizó ayer su paso a la ofensiva con un giro a la izquierda y una pormenorizada narrativa sobre la situación actual.

El líder del PSOE no tardó en encarar el tema de la subida desbocada de precios. «Sé que el salario cada vez alcanza menos y que la escalada de precios hace más difícil lo que ya lo era antes», dijo en tono empático y, acto seguido, trató de explicar por qué a su juicio esto es producto de «un desgraciado cúmulo de acontecimientos». Allí vino la primera crítica contra el PP y la oposición mediática: «Los ciudadanos deben elegir qué creen, si el diagnóstico del curandero o de los médicos especialistas». Con el líder de la oposición, el senador Alberto Núñez Feijóo sentado a pocos metros, Sánchez afirmó que «el Gobierno no busca eximirse de responsabilidades y está dispuesto a asumirlas y aplicar soluciones» y cuestionó a los que machacan con «la ortodoxia económica, que exige sacrificios para todos menos para la minoría que ellos representan».

Asimismo, Sánchez defendió su política de «solidaridad» con «el pueblo ucraniano» y señaló que se mantendrán las sanciones contra Moscú, aunque también procuró siempre citar a Vladimir Putin como el culpable («la guerra de Putin» dijo repetidamente). Por la guerra y su impredecible derrotero pronosticó un difícil e «incierto» futuro energético.

«Nuestro país está mejor preparado que otros por la menor dependencia del gas ruso, pero la situación nos puede afectar por el menor crecimiento de otras economías. No ando con rodeos, no voy a disimular, pero tampoco voy a entregarme al catastrofismo. Invito a desconfiar a los que ofrecen falsos remedios», recalcó, y auguró que quizás haya que «adoptar medidas de ahorro energético» en invierno, como «fomentar el teletrabajo y bajar la temperatura de la calefacción».

«Vamos a por todas».

Al promediar su discurso, Sánchez pasó a la ofensiva y comenzó la escalada de anuncios: una bonificación de hasta el 100% de los billetes de Cercanías, Rodalies y Media Distancia que dependan de Renfe, desde el 1 de setiembre hasta fin de año. Además de 100 euros extra para todos los alumnos de 16 años que tengan becas de estudio hasta fin de año.

Y en consonancia con lo que han pedido sus socios, anunció impuestos extraordinario a las grandes eléctricas que obtengan beneficios por la subida de los precios en la energía, y durante dos años a las entidades financieras que sean beneficiadas por la subida de los tipos de interés. Con esto esperan recaudar 3.500 millones de euros.

También anunció la creación de un nuevo Centro Estatal de Sanidad para coordinar políticas en todas las administraciones, un refuerzo de fondos públicos en la prevención y combate de incendios, un plan estatal en educación para el estudio de robótica y «pensamiento computacional» y el envío al Congreso de «una nueva ley de industria y de mecenazgo».

Llegó al final de su presentación con un desafío: «Estamos mirando al futuro y no nos vamos a detener. Tengo una mala noticia para los que trabajan día a día para ponernos palos en la rueda… Que sepan que no vamos a parar y que les esperamos en el futuro», enfatizó, despertando una ovación del PSOE.

Tras el receso, vino el momento de las respuestas de los grupos. La portavoz del PP, Cuca Gamarra, sorprendentemente, comenzó hablando durante varios minutos sobre ETA y pidió un minuto de silencio por Miguel Angel Blanco, que fue respetado a pesar de estar fuera de reglamento por no haber pedido autorización, según le regañó luego la presidenta del Congreso.

«Trasladamos a los españoles que derogaremos la ley de Memoria Democrática», dijo Gamarra, quejándose de «la reescritura de la historia». La portavoz del PP planteó un escenario económico dantesco, de «oportunidad perdida» con una inflación fuera de control y en el que «ninguno de los proyectos» financiados por los fondos europeos «está en funcionamiento». Haciéndose eco de la advertencia por restricciones energéticas, le preguntó: «¿No le da vergüenza pedir que se use menos el aire acondicionado cuando los españoles pagan el Gobierno más caro de su historia?», en alusión a la cantidad de ministerios.

En su réplica, Sánchez lamentó no escuchar «propuestas sino sólo evasivas», presionó al PP para que responda si van a apoyar el paquete de medidas progresistas anunciado, le rebatió los datos esgrimidos sobre el presunto desastre económico y disparó: «No es que tengamos la peor economía de Europa, es que sufrimos la oposición que más miente de toda Europa».

También le recordó la polémica por las becas a familias de altos ingresos que dará la comunidad de Madrid y mirando a Gamarra, ironizó: «Tras las becas para ricos, ¿qué van a plantear? ¿Un cheque de combustible para los yates?».

Llegó luego el turno de Santiago Abascal en nombre de Vox, quien dio a entender que el PP tiene miedo de «confrontar con la izquierda» y denostó el acuerdo con EH Bildu por la ley de Memoria Democrática. «Nos comprometemos a derogar toda la porquería legislativa extremista, no nos va a templar el pulso. Levantaremos todo lo que derriben, desde la economía hasta las cruces», aseguró.

«Usted está de salida, si no es que está fuera ya. España necesita que usted se marche», concluyó Abascal, sin plantear propuestas y adelantando el rechazo a las medidas anunciadas. Eso dio pie a que Sánchez, con sarcasmo, dijera que cómo puede ser que no apoyase Vox estas iniciativas o la reforma laboral «si es un partido obrero, como lo asegura usted (Abascal)».

En su turno, el portavoz de Unidas Podemos, Pablo Echenique, calificó al PP directamente como «una amenaza para la democracia» y le acusó de «comportamiento sedicioso». Además, agradeció a Sánchez las medidas presentadas, insistió con la ley Mordaza y de Vivienda y manifestó que el debate no debería llamarse «de la nación, porque en España se alberga más de una nación, hay varias».

Tres balas en el estrado.

El portavoz de ERC, Gabriel Rufián, fue quien cerró la jornada, haciendo énfasis en lo ocurrido en Melilla y en la incoherencia que para él representa el trato a refugiados ucranianos con el resto.

«¿Cuál es la diferencia de Putin masacrando ucranianos y Erdogan masacrando a kurdos?», se preguntó, y puso luego tres balas rojas en el estrado con las que «mataron» a los migrantes que quisieron cruzar la frontera de Melilla. Dijo que se las había dado un compañero de ERC que visitó la ciudad después de la represión ejercida, un gesto que a Sánchez le molestó y le respondió desde su escaño fuera de micrófono.