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EDITORIALA

Final agridulce a una lucha obrera ejemplar


El preacuerdo suscrito por UGT, CCOO, Ekintza y PIM logró el apoyo del 57% de la plantilla de Mercedes Benz de Gasteiz, mientras el no defendido por ELA, LAB y ESK obtuvo el 43% en el referéndum celebrado el pasado lunes. El resultado ratificó el preacuerdo y dejó un sabor agridulce entre las y los trabajadores, que han protagonizado una lucha ejemplar en defensa de unas condiciones de trabajo dignas y que han conseguido, entre otras cuestiones, que la multinacional no implante el sexto turno nocturno. Sin embargo, no han logrado que los salarios se actualicen en función del IPC, una cuestión capital en la actual coyuntura que se caracteriza precisamente por un preocupante aumento de la carestía de la vida.

Por otro lado, la fuerza de los trabajadores y las masivas jornadas de huelga que han protagonizado han llevado a la multinacional alemana, con el apoyo de las instituciones autonómicas y de la patronal local, a realizar una fuerte campaña de presión para que la plantilla aceptara la propuesta de la empresa. Han apelado a la responsabilidad, han subrayado que en caso de rechazar el preacuerdo una importante inversión estaría en riesgo y, en consecuencia, peligraría el futuro de la factoría de Gasteiz. Esa presión, ejercida desde todos los ámbitos, ha terminado desenmascarando a todos aquellos que dicen estar con los trabajadores pero que a la hora de la verdad siempre terminan plegándose a los intereses del capital y se ponen del lado de la derecha política y mediática.

La lucha de Mercedes también ha dejado buena muestra de la conciencia de los trabajadores sobre el significado de su convenio como referencia para el resto de asalariados. De ahí su compromiso con unas condiciones de trabajo dignas y con el reparto de la riqueza en estos tiempos de elevada inflación. En la multinacional, por el contrario, ha prevalecido el interés a corto plazo. La negativa a actualizar los salarios en función de la inflación puede provocar mayor conflictividad a futuro si los precios continúan disparados. Como habitualmente, los trabajadores han mostrado una mayor compresión del interés general que la multinacional y sus representantes.