EEUU mata con un dron al líder de Al Qaeda en su residencia en Afganistán

Un dron estadounidense mató el domingo a Ayman al-Zawahiri, cofundador y líder de Al Qaeda desde la muerte de Osama bin Laden. Dos misiles acabaron con su vida en el balcón de su casa de Kabul tras años de seguimiento y por orden de Joe Biden. Washington y los talibanes afganos se acusaron mutuamente de incumplir el acuerdo de Doha.

El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, anunció el lunes que por orden suya el Gobierno estadounidense mató al cofundador y líder de Al Qaeda, Ayman al-Zawahiri, en una «operación antiterrorista» llevada a cabo el domingo por la mañana por un dron en su casa de Kabul, capital de Afganistán, donde residía junto a su esposa, su hija y sus nietos.

Este ataque que, según EEUU, es el resultado de años de seguimiento y meses de reconocimiento, ha reavivado los fantasmas del supuesto apoyo talibán en su territorio a grupos yihadistas, después de que los islamistas se limitaran ayer a condenar el bombardeo sin hacer referencia al líder yihadista.

«Esta misión fue cuidadosamente preparada», elogió Biden. Fue «un éxito».

Buscado desde hace años por los servicios secretos de EEUU, sobre todo tras la muerte en 2011 de Osama bin Laden, a quien sucedió como jefe de la red yihadista, Al-Zawahiri parecía estar refugiado entre Pakistán y Afganistán.

Según un alto funcionario, Washington localizó a su familia en 2022 en una vivienda en Kabul, ciudad de la que el Ejército de EEUU se retiró precipitadamente el pasado agosto tras la llegada al poder de los talibanes, y adonde Al-Zawahiri se había trasladado a principios de año con su familia procedente de Pakistán.

Los servicios de Inteligencia confirmaron en los meses siguientes que él estaba allí. Los estadounidenses estudiaron la estructura de la casa, los riesgos para los civiles y su forma de vida: nunca salía.

«Preciso y adaptado»

Solo un puñado de funcionarios conocía la operación durante su preparación, en mayo y junio. El 1 de julio se le presentó el plan a Biden en la «sala de situaciones» de la Casa Blanca, donde Barack Obama siguió en directo junto al propio Biden el asalto contra Bin Laden. El 25 de julio, Biden «autorizó un ataque aéreo preciso y adaptado», que tuvo lugar a las 6.18 del domingo con un dron que disparó dos misiles Hellfire. Washington aseguró que solo murió Al-Zawahiri, ni familiares ni civiles.

Los talibanes señalaron a AFP que un cohete impactó una casa vacía en la acomodada zona residencial de Sherpur, sin causar víctimas. Según EEUU, la operación no necesitó efectivos militares sobre el terreno.

Esto sugiere el uso de un arma cuya existencia no ha sido confirmada: los misiles Hellfire R9X flying ginsu, que llevan el nombre de una marca estadounidense de cuchillos inspirada en Japón. Al parecer, esta versión modificada del misil estadounidense carece de carga explosiva, pero tiene seis cuchillas que se despliegan antes del impacto para cortar a su objetivo sin efecto de explosión.

Washington y Kabul se acusaron mutuamente ayer de incumplir el acuerdo de Doha, que recogió la retirada completa de las fuerzas estadounidenses de Afganistán tras dos décadas de guerra, pero bajo la condición, entre otros puntos, de evitar que el país volviera a convertirse en «santuario de terroristas» como ocurrió durante el anterior régimen talibán, entre 1996 y 2001.