La región de Jerson, en el sur de Ucrania, registra fuertes combates con intercambio de fuego de artillería desde el lunes, cuando Kiev anunció el inicio de una contraofensiva para recuperar el control de la ciudad homónima, la única de importancia en manos rusas desde el inicio de la invasión.

La Presidencia ucraniana aseguró que sus fuerzas armadas habrían lanzado una ofensiva en varias direcciones y «destruido varios depósitos de municiones y todos los grandes puentes» que permitirían a los vehículos rusos atravesar el río Dniéper y enviar refuerzos.

Según informaron el lunes las fuerzas ucranianas en el sur, el regimientos 109 de la autoproclamada República de Donetsk se habría retirado de sus posiciones en Jerson y los paracaidistas rusos que los apoyaban también habrían abandonado el campo de batalla.

«El Ejército ruso resultó estar aislado del suministro de armas y personal desde el territorio de Crimea. Esta es una oportunidad brillante para que Ucrania recupere sus territorios», dijo ayer la portavoz de las Fuerzas de Defensa ucraniana, Natalia Humeniuk.

Por contra, el Ministerio de Defensa de Rusia dio ya irónicamente por «lamentablemente fracasada» la contraofensiva lanzada en las zonas de Jerson y Nikolaev, que se habría realizado en tres direcciones distintas, según Interfax. Moscú informó de la destrucción de decenas de vehículos y también de la muerte de más de 560 efectivos ucranianos.

Todas estas informaciones, sean de fuentes ucranianas o rusas, son imposibles de verificar de forma independiente.

El comando Sur del Ejército ucraniano sí confirmó que el Ejército ruso habría lanzado 16 misiles antiaéreos S-300 sobre Nikolaev, y que habrían matado a dos civiles (24 heridos) y destrozado viviendas e infraestructuras de transporte.

Jarkov y Zaporiyia

Por lo demás, el intercambio de fuego de artillería no cesa en toda la línea del frente, de norte a sur. La Alcaldía de Jarkov, la segunda ciudad del país, denunció la muerte de cinco civiles en otro bombardeo ruso.

Mientras, Moscú y Kiev se reprocharon mutuamente un nuevo ataque cerca del complejo nuclear de Zaporiyia, el mayor de Europa, y al que se dirige, en plena guerra, una misión de la AIEA.