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ZAPORIYIA

La AIEA llega a la planta nuclear de Zaporiya entre bombardeos y ataques

Los inspectores de la AIEA consiguieron llegar finalmente a la planta de Zaporiyia, una misión de alto riesgo. Kiev y Moscú se acusaron de ataques que obligaron a desconectar un reactor.

El director de la AIEA y de la misión, Rafael Grossi.
El director de la AIEA y de la misión, Rafael Grossi. (Genya SAVILOV | AFP)

Pese a haber sido torpedeada hasta el último momento por un incremento de los combates en torno a la planta nuclear de Zaporiyia, la misión de los 14 inspectores de la Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA) llegó a primera hora de la tarde a las instalaciones.

«La misión ha llegado a la central de Zaporiyia», confirmó a Efe Fredrik Dahl, miembro del equipo que debe establecer cuál es la situación en la planta, la más grande de Europa, y que ha sido sometida a ataques que han puesto en riesgo su funcionamiento.

Según la agencia Interfax, el convoy de la ONU, formado por nueve vehículos, entró en el territorio de la mayor planta atómica de Europa alrededor de las 14.15 horas (11.15 GMT).

El director de la AIEA y de la misión, Rafael Grossi, aseguró que «hemos venido para quedarnos», aunque no especificó ni cuántos ni hasta cuándo.

Grossi aseguró a la prensa rusa que, tras una primera inspección, «hemos podido recopilar mucha información. He visto las principales cosas que tenía que ver», advirtió, para saludar la «profesionalidad» del personal de la planta.

Acababa así un largo y accidentado viaje, puesto en riesgo en las últimas horas por un incremento de los bombardeos en torno a la central.

El antiguo alcalde de Enerhodar, la ciudad satélite cercana a la central nuclear de Zaporiyia, hasta su toma de control por el Ejército ruso, acusó a este último atacar con mortero objetivos cercanos, causando varios heridos.

Asalto-sabotaje ucraniano

Por contra, el jefe de la Administración local provisional prorrusa, Yevgueni Balitski, denunció que la ciudad fue sometida a primera hora de la mañana a un ataque masivo de artillería por el Ejército ucraniano, dejando un saldo de tres civiles muertos.

Más aún, el portavoz del Ministerio ruso de Defensa, Igor Konashenkov, acusó a Kiev de haber intentado tomar el control de la planta de Zaporiyia con el desembarco de dos grupos de saboteadores.

«Hoy, alrededor de las 06.00 horas de Moscú (03.00 GMT), las tropas ucranianas, en dos grupos de sabotaje de hasta 60 personas y en siete barcos, atracaron en la costa del embalse de Kajovka, tres kilómetros al noreste de la planta, e intentaron apoderarse de ella», denunció, para añadir que «nuestra aviación está haciendo su trabajo y la situación está bajo control»

Desconectan un reactor

El portavoz militar ruso añadió que la artillería ucraniana «ha estado bombardeando el punto de encuentro de la misión de la AIEA en el área de la localidad de Vasilivka y la central nuclear de Zaporiyia», y aseguró que «4 proyectiles explotaron a una distancia de 400 metros del primer reactor».

La planta cuenta con seis reactores, lo que la convierte en la mayor de Europa.

La operadora pública energética de Ucrania, Energoatom, anunció que la central desconectó uno de sus reactores tras registrarse varios bombardeos en las zonas colindantes, concretamente el quinto.

La central nuclear, la tercera del mundo en cuanto a potencia, ya sufrió una desconexión temporal de la red la pasada semana por causas que aún no han sido aclaradas.

Según la compañía, los bombardeos también dañaron «la línea auxiliar de suministro de energía de respaldo» de la central, lo que supuso que la unidad número 2 de la planta se apagara transitoriamente y se activara posteriormente con los generadores diésel.

«Dejen de jugar con fuego»

El Comité Internacional de la Cruz Roja ha exigido el cese de todas las operaciones militares en torno a la central nuclear de Zaporiyia, advirtiendo de que un ataque sería «catastrófico».

«Es hora de que dejen de jugar con fuego y, en cambio, de tomar medidas concretas» para proteger esas instalaciones críticas, advirtió desde Kiev su director general, Robert Mardini. «El más mínimo error de cálculo podría causar estragos de los que nos arrepentiríamos durante décadas», recordó.

«Es alentador -dijo- que un equipo de la AIEA llegue a Zaporiyia para inspeccionar los daños, porque hay mucho en juego. Cuando sitios peligrosos se convierten en campos de batalla, las consecuencias para millones de personas y el medio ambiente pueden ser catastróficas por muchos años».