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AUMENTO DE LOS SEGUROS PRIVADOS

El número de médicos en la sanidad privada crece un 69% en una década

Que no hay especialistas disponibles es uno de los argumentos que acostumbra a escucharse cuando se habla de las carencias de la sanidad pública. Los hospitales privados no son responsables en exclusiva de ello, pero los datos resultan significativos: en 2012 había 2.797 médicos trabajando en las privadas de Hego Euskal Herria, hoy en día son 4.736.

Vista de la Clínica Universitaria de Navarra, del Opus Dei, situada en Iruñea. (Iñigo URIZ | FOKU)

La pandemia ha llevado al límite a la sanidad pública y ha puesto al descubierto sus costuras, en algunos lugares más que en otros. Una de las consecuencias hipotéticas era un aumento de los seguros privados. La subida existe, pero no es escandalosa si se compara con la de años anteriores al covid-19. Un vistazo a lo que ha ocurrido durante la última década deja entrever un proceso mucho más largo, en el que la iniciativa privada va ganando terreno paso a paso. Algo que casa con las denuncias de los trabajadores de la sanidad pública, que señalan que la pandemia lo que hizo, en gran medida, no fue sino aflorar los efectos de recortes previos.

Hay varios indicadores para tratar de medir y detectar lo que está ocurriendo. El más obvio, probablemente, sea el del número de personas con un seguro privado. En 2019, en Hego Euskal Herria, eran 521.017. Dos años y una pandemia después, en 2021 eran 536.791. La subida, de un 3%, es más bien discreta, según los datos del Instituto para el Desarrollo e Integración de la Sanidad (IDIS), que agrupa a las doce principales empresas de hospitales y clínicas privadas del Estado español.

Lo que ocurre es que, pese a algunos altibajos anuales, la tendencia general durante los últimos años ha sido la del crecimiento sostenido. En 2012 eran 459.787 las personas con un seguro privado, lo que significa que en una década el crecimiento ha sido del 17%. Ya es otro porcentaje.

Esta implantación de los seguros privados es desigual en Nafarroa y en la CAV. En Araba, Bizkaia y Gipuzkoa el punto de partida era el de una gran expansión de la sanidad privada. De las 422.050 personas con un seguro en 2012 se ha pasado a las 469.457 en 2021. La subida puede no parecer grande -un 11%-, pero significa que un 21,2% de la población tiene una poliza privada. Más de una de cada cinco personas. En el Estado, la cifra solo se ve superada por Madrid, Catalunya -los dos grandes exponentes de la privatización de la sanidad- e Illes Balears.

En Nafarroa, por contra, la implantación es mucho menor, ya que en 2021 eran 67.334 personas las que contaban con un seguro privado -un 10,2% de la población-. La mitad que en la CAV. El problema con el herrialde es que hace una década solo eran 37.737 -un 5,9% de la población-. Es decir, en una década casi se ha duplicado el número de pólizas.

Captación de médicos

Los números más preocupantes para los intereses de la sanidad pública, sin embargo, son los referidos a los profesionales del sector, que cada vez optan en mayor medida por trabajar en la privada, según los datos. En 2012 había 2.797 médicos trabajando en hospitales y clínicas privadas de Hego Euskal Herria. El año pasado eran ya 4.736. La subida en una década es de un impactante 69%.

Estas cifras dejan entrever que la sanidad privada ha reforzado sus plantillas en los últimos años, frente a una sanidad pública en la que la inestabilidad es norma y que apenas ha incrementado sus efectivos. Entre 2012 y 2019 - último año en el que hay datos disponibles-, Osakidetza aumentó la plantilla de médicos un 10%. En el mismo periodo, en la CAV, los facultativos trabajando para la sanidad privada aumentaron un 43%.

Las cifras no son muy diferentes en el caso de las plantillas de enfermería. En una década han pasado en Hego Euskal Herria de 3.352 a 5.148, lo que implica un crecimiento del 53,6%. El número total de trabajadores en hospitales y clínicas privadas de Nafarroa y la CAV ha pasado estos años de 13.630 a 20.591, un 51% más.

Para la fundación de los principales grupos sanitarios privados, esto demuestra las bondades del sector como polo generador de empleo. Del mismo modo, el hecho de que los territorios con menor inversión en sanidad pública sean los que -con excepciones como la CAV, donde la inversión pública sigue siendo alta para los estándares estatales- registran una mayor implantación de la sanidad privada, demuestra para este lobby que el sector privado permite ahorrar dinero a la administración pública. Nada dicen los informes de los hospitales privados, sin embargo, sobre la renta de quienes contratan los seguros privados, ni sobre las consecuencias que la mengua de la sanidad pública conlleva en términos de desigualdad.

La Clínica Universitaria se acerca con Chivite a las cifras de Barcina

El Análisis de situación que la Fundación para la Integración y Desarrollo de la Sanidad (IDIS, formada por los principales grupos de la sanidad privada del Estado español) incluye también un desglose de las partidas presupuestarias que cada Comunidad Autónoma destina a la contratación de servicios prestados por hospitales y clínicas privadas. Son partidas genéricas que no permiten grandes conclusiones, pero en el caso de Nafarroa se especifica la partida destinada bajo el concepto “Asistencia sanitaria con la Clínica Universidad de Navarra”. En las cuentas de 2022, por ejemplo, se recogen 12.950.000 euros para dicha partida.

Se trata de la partida más grande de los últimos años. De hecho, es fácil identificar el inicio del incremento de la aportación pública a la Clínica del Opus con la llegada de María Chivite a la presidencia en 2019. En los años del cuatripartito, esta partida se situó en torno a los 8 millones de euros, pero ha ido incrementándose paulatinamente en los años del PSN en el Gobierno, hasta alcanzar los 12,9 millones de este año. En porcentaje, el incremento de la partida presupuestaria para la Clínica Universitaria durante esta legislatura ha sido del 51%.

De hecho, ese montante de 12,9 millones supera cualquiera registrada en los últimos años de gobiernos de UPN, ya que quedan por encima de los 12,2 millones dedicados en 2011, con Yolanda Barcina. Sin embargo, en aquellos años también funcionaba un “Convenio de Asistencia sanitaria al personal de la Universidad de Navarra” que rondaba los cinco millones de euros. En ese 2011, por ejemplo, la suma de ambas partidas supuso un trasvase de 17,8 millones de euros de las arcas públicas al hospital del Opus. Esta última partida cayó a la mitad en el primer presupuesto del cuatripartito encabezado por Uxue Barcos, y despareció del todo a partir del año 2017.

Al margen de esta clínica, la mayor partida presupuestaria para servicios ajenos al sistema público, tanto en Nafarroa como en la CAV, acostumbra a ser la dedicada a traslados y ambulancias.B.Z.