GARA
EREVÁN-BAKÚ

Rusia no puede imponer un nuevo alto el fuego en el Cáucaso Sur

Azerbaiyán sigue presionando militarmente a Armenia para que acceda a todas sus exigencias, incluida la apertura de su corredor al enclave de Najicheván. Rusia, en un mal momento por su revés bélico en Ucrania, no puede imponer su anunciado alto el fuego.

Familiares de soldados armenios heridos esperan en Ereván.
Familiares de soldados armenios heridos esperan en Ereván. (Karen MINASYAN AFP)

El Ejército de Azerbaiyán reanudó ayer los ataques contra territorios fronterizos armenios pese al alto el fuego vigente en la región, informó el Ministerio de Defensa de Armenia en su parte matutino, aunque los combates habían cesado prácticamente en la frontera tras casi dos días.

El portavoz castrense, Aram Torosyan, precisó por la mañana que los azeríes volvieron a atacar territorio armenio con artillería, morteros y drones de asalto, probablemente Bayratar de fabricación turca, en concreto el popular balneario de Dzhermuk y a la localidad de Verin Shorzha.

Bakú, por su parte, acusó a las fuerzas armenias de disparar ayer contra sus posiciones en Kelbajar y Lachín, infringiendo el alto el fuego declarado la víspera. Tanto Azerbaiyán como Turquía atribuyeron a «una provocación de Armenia» los combates que se registran desde el lunes y han dejado más de 150 soldados muertos, la mayoría armenios.

El peor momento para Moscú

Rusia, que medió la paz entre Armenia y Azerbaiyán tras una guerra en otoño de 2020, anunció el martes un nuevo alto el fuego en la región y confió en que este sería cumplido. Pero Ereván informó ya el martes por la tarde de que, pese a la disminución de la intensidad de los bombardeos, estos no habían cesado.

La reanudación de los combates hace temer el estallido de una segunda guerra en el espacio de la antigua URSS. Las hostilidades llegan en el peor momento para Rusia, que intenta mediar, pero está inmersa en la campaña bélica en Ucrania. Para Europa, y sobre todo para Rusia, sería el peor momento para otro frente en el Cáucaso Sur por el revés que está sufriendo en la guerra.

«Rusia solo tiene herramientas políticas en la región para llamar a las partes a la paz. 2.000 fuerzas de paz en el Karabaj y una base militar en Armenia no son un recurso militar que Rusia pueda usar», según Alexandr Iskanderian, director del Instituto del Cáucaso en Erevan. El analista de seguridad regional Vajtang Maisaya coincide en que «Azerbaiyán, al darse cuenta de que Rusia se debilitaba en la guerra con Ucrania, pasó a la acción», porque confía en que Rusia no enviará sus tropas a luchar por Armenia.

El excanciller azerí Tofik Zulfugarov admitió que «no está en los intereses de Rusia, dadas sus dificultades en Ucrania, complicar las relaciones con Azerbaiyán y su principal aliado: Turquía».