El coordinador general de EH Bildu, Arnaldo Otegi, confirmó ayer que en todos lo municipios en los que gobierna su formación y están concernidos por las propuestas de la compañía Statkraft para construir dos parques eólicos en Euskal Herria, se realizarán asambleas ciudadanas sobre la cuestión, en las que participará esta empresa, como adelantó el miércoles la alcaldesa de Azpeitia, Nagore Alkorta.

Los ayuntamientos gobernados por EH Bildu implicados en este proyecto aseguraron desde el inicio que tenían conocimiento del paso de la firma noruega, mientras que el primer edil de Eskoriatza, el jeltzale Joserra Zubizarreta, aseguró en Radio Euskadi haberse enterado por la prensa y mostró sus dudas como mendizale por el impacto paisajístico de los molinos.

La toma de posición del Ayuntamiento de Azpeitia y otras similares está llevando al PNV, al PSE y a ciertos medios a hablar de un «giro» en la posición de EH Bildu. Ayer mismo lo hicieron el secretario general del PSE, Eneko Andueza. (cuando el alcalde de Zumarraga rechaza el parque de la zona de Oleta e Izazpi) y el presidente del ABB, José Antonio Suso, quien aseguró que este proyecto no es muy distinto del resto, ya que prácticamente todos tienen una participación del EVE al 40%, lo que no es cierto en la mayoría de los proyectos en trámite.

«Luz a precio de solomillo».

Frente a los discursos simplistas de poner a unos y a otros a favor o en contra de la energía eólica, Arnaldo Otegi señaló que al Gobierno de Lakua y al PNV, que «en su día hicieron una apuesta por la nuclear, después apostaron por el gas y luego por el fracking», les «ha pillado el tren».

El coordinador general de EH Bildu apuntó que «nosotros siempre hemos demandado una posición con políticas energéticas renovables y políticas energéticas sostenibles».

Otegi subrayó en la entrevista a Radio Euskadi que no se trata de algo tan simple como de hablar de molinos. Distinguió dos modelos de qué hacer con los parques eólicos.

Uno, el que se viene aplicando hasta ahora con el apoyo del Ejecutivo de Iñigo Urkullu y Arantxa Tapia. «En ese modelo nosotros ponemos la tierra, sufrimos el impacto y luego llegan las oligarquías de las eléctricas, como Iberdrola, hacen negocio, venden la energía en el mercado y nos la cobran a precio de solomillo».

El otro modelo es el que plantea esta empresa noruega que, «en principio, y vamos a ver, porque todo esto está en una fase de inicio, es un modelo que produce energía y la vende allí &esc;[donde se produce], y la vende a un precio muy asequible a ciudadanos y empresas. Arnaldo Otegi apuntó que «su modelo se asemeja más a las políticas públicas que nosotros plantearíamos».

Remarcó la importancia de que se trate de un empresa pública y criticó que en la CAV «se ha privatizado todo».

En redes sociales, el parlamentario de EH Bildu Mikel Otero, experto en materia medioambiental, escribió que «estamos ante una propuesta singular».

Detalló que Statkraft, «además de ser la mayor generadora de Europa de energías renovables, es una centenaria empresa pública noruega (al 100%), con un fuerte código ético porque, a través de su actuación, está comprometido el prestigio del propio Estado noruego. No es cosa menor. Tal vez por ello, la manera de empezar este caso ha sido bastante diferente a lo que estábamos habituados. Chapuza e imposición versus aproximación y diálogo».

Según Otero, «hay que abrir un debate profundo e integral respecto a la energía y la última palabra debe corresponder a la ciudadanía» Aclaró que «dos parques eólicos no constituyen, ni mucho menos, por sí mismos, una estrategia energética de país que necesitamos con urgencia. Pero tenemos claro que un modelo alternativo se genera con esquemas y proyectos alternativos». Consideró «urgente salir del esquema oligopolista donde los recursos comunes (viento, sol, paisaje, montes, ríos…) se convierten en MWh eléctricos por grandes empresas y fondos de inversión que solo responden, en última instancia, a sus accionistas. Además, después nos los venden a precios desorbitados».

Y concluyó que «esto solo se puede hacer con consentimiento social. Consentimiento informado y responsable, consciente de que el tiempo del ‘ya llegará la energía de donde sea y como sea’ se termina».