La UE advirtió con «una respuesta vigorosa» al sabotaje que ha inutilizado la principal conexión gasística de Rusia con el resto de Europa -las explosiones submarinas en los gasoductos Nord Stream en aguas de Dinamarca y Suecia-, sin mencionar una posible responsabilidad de Moscú que Ucrania, Polonia y algunos políticos europeos sí señalaron de forma explícita.

Por su parte, Rusia rechazó las «previsibles acusaciones» de algunos Gobiernos europeos calificando como «estúpido y absurdo» que dañara una importante y costosa infraestructura para Moscú y le hiciera perder un valioso gas.

El Kremlin tampoco excluye el sabotaje, pero apunta en este caso al que sería el mayor beneficiado, Estados Unidos, que vería rota de forma definitiva la vinculación energética de Europa con Rusia. Moscú recordó los enormes beneficios de los suministradores de gas licuado estadounidenses, que han multiplicado sus entregas a Europa.

Además de evidenciar el cui prodest del sabotaje, el Kremlin emplazó al presidente estadounidense, Joe Biden, a aclarar si EEUU ha ejecutado su amenaza de febrero en la que aseguró que «si Rusia invade Ucrania no habrá más Nord Stream 2. Le pondremos fin (...) Prometo que seremos capaces de hacerlo».

Rusia pidió la convocatoria de una sesión del Consejo de Seguridad de la ONU sobre el caso, que se llevará a cabo mañana, y la Fiscalía rusa abrió una investigación por «terrorismo internacional».

Alemania considera ambos gasoductos inutilizados para siempre. Mientras, el gas seguirá fluyendo al menos dos semanas más, hasta que puedan llegar las primeras inspecciones, y está causando un desastre medioambiental. El metano emitido equivale al CO2 de dos millones de coches de gasolina durante un año.