Mikel INSAUSTI
DONOSTIA
CRÍTICA «THE INNOCENTS»

La crueldad infantil en su versión más inquietante

El segundo largometraje en la dirección de Eskil Vogt, conocido por sus colaboraciones como guionista en las películas del también noruego Joachim Trier, no tiene en mi opinión una intención terrorífica, por más que sea capaz de crear una mayor inquietud en la audiencia que cualquier cinta convencional de sustos, como tampoco pertenece al género de superhéroes, aunque sus pequeños protagonistas posean habilidades especiales. Se trata más bien de una exploración en el lado oculto de nuestra sique infantil, al igual que en su premiada ópera-prima “Blind” (2021) exploraba el universo de la ceguera. Sí es cierto que mantiene un parentesco atmosférico con la obra el sueco Thomas Alfredson “Déjame entrar” (2008), y que su estilo de horror diurno a plena luz conecta con el clásico de Chicho Ibáñez Serrador “¿Quién puede matar a un niño?” (1976), pero por lo demás es una creación absolutamente original llamada a convertirse en pieza de culto.

Por supuesto que el trabajo de Eskil Vogt destaca en la escritura del guion, que es lo suyo, pero también en la dirección interpretativa del reparto infantil. Es de esas ocasiones en las que hay que nombrar a los intérpretes menores de edad, al disponer de una identidad y personalidad propias desarrolladas y potenciadas durante un año de ensayos previos. Rakel Lenora Flottum es una Ida por demás creíble, que representa la crueldad inconsciente de una niña singular, superada en perversidad por Sam Ashraf en el papel del influyente Ben. Pero la clave de la historia está en el autismo de Anna, hermana mayor de Ida, incorporada dramáticamente por Alva Brynsmo Ramstad. Su grado de aislamiento es severo, y marca la barrera entre las dos realidades paralelas que separan la adultez y la niñez. Los padres y madres viven en otro nivel de percepción, mientras que para una niña o un niño cualquier acto es posible sin tener conciencia del bien y del mal.