Una escuela permanente
He pasado cinco días en Cluj, una ciudad rumana de cerca de cuatrocientos mil habitantes, en su encuentro internacional donde el Teatro Nacional muestra a una serie de invitados de diferentes partes de Europa una selección de sus producciones de los últimos meses. De todos los formatos y géneros, con la interpretación de los miembros titulares de la compañía estable.
Hemos podido ver una magnífica versión de “Tres hermanas”, de Chejov; un texto grotesco adaptado en modo concierto de una novela rumana; una obra absolutamente brutal escrita por una joven dramaturga que funde en una espeluznante dramaturgia dos casos reales de violencia de género; también una obra que en un tono más relajado nos contaba una situación tragicómica sobre un casting para un supuesto espectáculo japonés que escondía la trata de blancas. Y como colofón, el que me pareció más impresionante, una versión de “Las amargas lágrimas de Petra von Kant”, en una deslumbrante puesta en escena, muy sofisticada en estética, movimientos e interpretaciones que entraba de pleno en un mensaje LGTBI.
Todo a un nivel alto, con algunas actrices excepcionales, ya que las pudimos ver hasta en cuatro personajes diferentes para poder reconocer su versatilidad y calidad. Una compañía estable, es una gran escuela, además de muchas otras cuestiones que la convierten en una opción de futuro muy recomendable por su eficacia.