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CRÍTICA: «EN LOS MÁRGENES»

A pie de calle


Juan Diego Botto no se ha andado con medias tintas en este su explosivo debut detrás de la cámara y tal vez se deba a ello que muchas críticas hayan sido dirigidas contra el tono seco y contundente que ha empleado un director que, a título personal, no oculta el malestar que le generan situaciones como la precariedad laboral y económica que sufre la mayoría de la sociedad.

A través de una serie de personajes, protagonistas de historias condenadas a entrelazarse, asistimos a los difíciles equilibrios que deben realizar para evitar su zozobra en una cuenta atrás dictada por 24 horas que serán decisivas en sus respectivas vidas. “En los márgenes” explora las diferentes conductas y estados que provoca una situación de estrés económico y que, inevitablemente, amplifica los desórdenes de las relaciones personales de sus protagonistas.

En su esencia, la película es de una honestidad desarmante y se esfuerza en sacar a relucir esas situaciones que son habitualmente silenciadas y en las que asoman, como una balsa en mitad de una tempestad, las diferentes acciones solidarias acometidas por diferentes asociaciones que suman sus esfuerzos para evitar los desahucios.

Otro pilar fundamental del relato descansa en la gran fuerza interpretativa de los protagónicos Penélope Cruz y Luis Tosar. La primera interpreta a una trabajadora de un supermercado sobre la que pesa el inminente desahucio de su piso y el segundo se mete en la piel de un abogado concienciado y consciente de los desmanes que rodean estas situaciones.

A estas actuaciones estelares se suman otras en clave secundaria pero no menos importantes, como la que realiza el propio Botto en un papel de esos que suelen ser tildados como “desagradables”. Todo ello da como resultado una película de gran fuerza visual, de ritmo angustioso y que transmite una gran intensidad dramática.