GARA Euskal Herriko egunkaria
CRÍTICA «PETER VON KANT»

La ley del más fuerte


Ante todo hay que decir que Ozon tiene más que ganado el derecho a homenajear a su manera a su admirado Fassbinder, frente al resto de cineastas contemporáneos que han olvidado totalmente al maestro alemán. Ya adaptó en sus comienzos la obra teatral “Gotas de agua sobre piedras caliente” (2000), y ahora hace lo propio con otra pieza fassbinderiana que conocimos en su versión cinematográfica con el título homónimo de “Las amargas lágrimas de Petra Von Kant” (1972), pero para esta revisitación se toma muchas más libertades.

El tratamiento del conocido drama femenino es sorprendentemente ligero en su menor duración, y con cambio de sexo incluido. Se puede ver incluso como una comedia caricaturesca que sirve de transuto para introducir al autor en su propia creación, con lo que Ozon consigue ir más allá del mero remake para ampliar su visión del texto adaptado a otros trabajos de la filmografía del amigo Rainer Werner con los que establece divertidas conexiones cinéfilas.

El Dénis Menochet que ejerce del equivalente francónfono de Fassbinder está sacado de “La Ley del más fuerte” (1975), película protagonizada por el propio director, y en la que mejor expuso su concepción de la homosexualidad dentro de las relaciones de sexo y poder. Por su parte, el personaje del actor inmigrante Amir, interpretado por Khalil Ben Gharbia, se inspira directamente en el verdadero El Hedi Ben Salem, al que el alemán dirigió en “Todos nos llamamos Ali” (1974), convirtiéndose en su amante.

Igual que Peter Von Kant utiliza su posición de artista influyente para meter en su cama a Amir, éste le paga con la misma moneda, ya que, en cuanto consigue fama como actor en una de sus películas, le abandona. Si en el libreto original era la secretaria Marlene, aquí su asistente personal Karl, personaje mudo al que da vida Stéfan Crépon, es el único que le es fiel.