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Una jueza afgana pide desde Euskal Herria no olvidar a Afganistán

La jueza Nazima Nezrabi, refugiada en Euskal Herria, denuncia la falta de derechos de la población afgana tras la vuelta al poder de los talibanes y lamenta que se haya olvidado a Afganistán. Ofrecerá hoy en Bilbo su testimonio junto a otras dos mujeres afganas que se vieron obligadas a abandonar su país para salvar sus vidas.

Nazima Nezrabi ofrecerá hoy una conferencia junto a otras dos mujeres afganas, una cirujana y una deportista, que han tenido que abandonar su país.
Nazima Nezrabi ofrecerá hoy una conferencia junto a otras dos mujeres afganas, una cirujana y una deportista, que han tenido que abandonar su país. (Oskar MATXIN EDESA | FOKU)

Afganistán ha sido olvidado. Eso es lo que más nos duele», aseguró ayer en Bilbo la jueza afgana Nazima Nezrabi, obligada a dejar su país tras el regreso al poder de los talibanes en agosto de 2021. Y pidió a la llamada comunidad internacional que «no se olvide de cada persona que vive en Afganistán, sea hombre o mujer, y no solo de los que trabajamos para el Gobierno, porque no tienen ningún derecho».

«Los afganos están muy preocupados porque sienten que han sido olvidados y por muchas cosas que están sucediendo y que no salen en los medios; las pocas cadenas que siguen en el país no pueden transmitir lo que ocurre porque los talibanes no les dejan difundir nada que vaya en su contra», denunció.

Nezrabi ejerció seis años en una sala especializada en «ataques terroristas» en Bagram, donde dijo que se concentraban la mayoría, y donde sufrieron constantemente los ataques talibanes contra su juzgado. Desde el 30 de agosto de 2021 reside en Bilbo tras dejar atrás toda su vida y su país y recibir protección internacional.

Ayer recordó que su país, y sobre todo la situación de sus mujeres, avanzó mucho en los últimos 20 años, pero con el regreso de los talibanes llegó la prohibición de estudiar y trabajar, las presiones, amenazas, torturas y desapariciones forzadas.

Relató su peripecia para eludir a los talibanes y, tras recibir la invitación del Gobierno español, su llegada al aeropuerto de Kabul dos días después de la caída de la capital -«creíamos que Kabul no caería»- junto a su esposo y su hijo y en avanzado estado de gestación. Estaba dispuesta, contó, a quitarse la vida antes de caer en manos de los talibanes.

Echando la vista atrás remarcó que de las seis juezas que ejercieron en Bagram, solo quedaba ella el último año. «Pensé que era la primera mujer que eligió ejercer en Bagram y que iba a ser la última en dejarlo», señaló Nazima Nezrabi, quien se cuestionó si «tendremos que olvidar lo conseguido en 20 años de democracia; no podemos perder aquellos avances».

«Es una historia muy amarga y dolorosa que nunca voy a olvidar», sostuvo.

DAR VISIBILIDAD

En la misma comparecencia, Andrés Zaragoza, coordinador de países de la sección española de Amnistía Internacional, incidió en la necesidad de dar visibilidad a la crisis de derechos humanos en Afganistán, sumido también en una grave crisis humanitaria y económica.

«Las mujeres afganas nunca han tenido muchas oportunidades, pero ahora no pueden salir de casa sin la compañía de un familiar varón; sufren violencia doméstica y violencia policial, con detenciones, golpes y torturas por infracciones menores de normas discriminatorias; han aumentado los matrimonios infantiles forzados con la crisis económica, en algunos casos con talibanes en busca de protección, en otros con familiares para eludir a los talibanes y en otros las menores son vendidas por motivos económicos», señaló.

Y volvió a pedir a los organismos internacionales que presionen para que los talibanes cumplan sus promesas de respeto a los derechos humanos que realizaron al tomar el poder.

También Ignacio Rodríguez, fundador y portavoz de la ONG bilbaina 14Lawyers, dedicada a dar apoyo a juristas en contextos «muy difíciles», reclamó volver a poner el foco en Afganistán, como en agosto de 2021. «Si no llega a haber aquella invasión del aeropuerto de Kabul, todas las embajadas hubieran salido corriendo, como hicieron muchas, y a los afganos se les hubiera abandonado a su suerte, sin hacer el esfuerzo de sacarlos de allí», aseguró.

Rodríguez destacó que antes de la vuelta de los talibanes, las juezas, fiscales y abogadas afganas defendían fundamentalmente a otras mujeres en casos de violencia de género, divorcios o frente a matrimonios forzados. Entonces, dijo, «ejercían una presión brutal contra ellas, las amenazaban y también asesinaban. Ahora son los que mandan en Afganistán y están a la caza de jueces, abogados y defensores de derechos humanos, sobre todo mujeres».

«INSTRUMENTALIZACIÓN» DE LAS MUJERES

En 20 años de ocupación, denunció Rodríguez, «la figura de la mujer ha sido fuertemente instrumentalizada por la comunidad internacional, que se ha apuntado logros, pero cuando han venido mal dadas, en cuanto han tenido la primera oportunidad de dejarlas, las ha abandonado a su suerte. Primero las empujaron a asumir riesgos, y muchas de las fiscales y juezas con las que hemos hablado nos han dicho que se arrepienten profundamente de haber tomado la decisión de estudiar Derecho e incorporarse a la carrera fiscal y judicial».

Cualquiera de estas juezas y fiscales que se encuentran en terceros países y cuyos visados han caducado «corren el riesgo de ser devueltas a Afganistán donde, tengan por seguro -subrayó-, que serán asesinadas». Por eso, instó de nuevo a dotar de protección a todos los que tomaron la decisión valiente de defender los derechos humanos y la democracia, sobre todo a las mujeres».

CONFERENCIA EN BILBO

Nazima Nezrabi participará a las 18.00 de hoy en una conferencia en la sede de las Juntas Generales en Bilbo junto a la médica Hasina Ersad y la deportista Nilofar Bayat. En ella, las tres mujeres ofrecerán su testimonio sobre su salida de Afganistán y su acogida en el Estado español para salvar sus vidas.

Hasina Ersad era cirujana en el Hospital General de Herat y todo un símbolo de la lucha por los derechos de las mujeres en Afganistán, ya que entre 2016 y 2020 se especializó en el tratamiento de mujeres víctimas de ataques con ácido y de las que trataron de suicidarse como consecuencia de esta traumática experiencia.

Nilofar Bayat era la capitana del equipo femenino afgano de baloncesto en silla de ruedas y ahora practica ese deporte en Bilbo, donde reside.