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EDITORIALA

Vivienda asequible para soñar un futuro autónomo


El secretario general de Transición Social y Agenda 2030 de Lakua, Jonan Fernández, compareció ayer ante la prensa para compartir algunas estimaciones sobre los factores que inciden directamente en la tardía emancipación de nuestros jóvenes. Basándose en datos de un informe elaborado por el Observatorio Vasco de la Juventud sobre el coste de la emancipación en la CAV, destacó el hecho de que los jóvenes destinan más de la mitad de sus sueldos a la compra de una vivienda en el mercado libre, una cifra que se reduce hasta el 30% cuando se alquila o se paga una hipoteca si se trata de viviendas protegidas. Fernández anunció su voluntad de tomar medidas para conseguir bajar la edad con la que los jóvenes se emancipan. Ese debe ser, sin duda, un objetivo prioritario, porque vivir de forma independiente en este país no debe ser una utopía si eres joven, porque sin juventud emancipada todo país está condenado.

Con la gente joven y la vivienda se da una especie de tormenta perfecta. Son un colectivo con pocos recursos que se enfrenta a un bien escaso y muy caro. Se emancipan principalmente a través del alquiler, que es casi su única posibilidad. Y es que alquilar requiere una inversión inicial inferior a la compra, y entre los jóvenes la capacidad de ahorro, clave para adquirir una vivienda, suele ser limitada. No todos tienen un trabajo fijo ni una bolsa de ahorro considerable. La falta de vivienda asequible impide imaginar un futuro autónomo. Y la escasa oferta de viviendas en alquiler y su elevado precio consumen una parte excesiva de sus ingresos. La actual política de vivienda dirigida a extraer la plusvalía del suelo hace que prevalezca la oferta para la venta -que implica una decisión a largo plazo incompatible con la precariedad laboral- sobre el alquiler público, que sería una solución habitacional a corto plazo más coherente con esas necesidades de emancipación. Ahí se debe hincar el diente.

La edad de emancipación de las y los jóvenes es un indicador sintético de sus condiciones de vida, y la nota no puede ser más baja. Que la juventud vasca no se tenga que emancipar de la mano del exilio económico, abandonando el país.