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Kiev contraataca mientras sigue siendo objetivo de drones rusos

Un ataque con los Himars aportados por EEUU dejó ayer decenas de militares rusos muertos a la vez que los drones ucranianos dejaban sin luz una localidad rusa. Kiev replicaba así a tres días de ataques continuados con drones y misiles contra infraestructura energética.

Un hombre contempla los daños de los bombardeos sobre un edificio en Izium. (Sameer AL-DOUMY | AFP)

El Ministerio de Defensa de Rusia reconoció ayer la muerte de 63 militares rusos a consecuencia del impacto de un misil ucraniano contra un cuartel del Ejército ruso ubicado en la localidad de Makiivka de la región de Donetsk.

El portavoz del mando ruso, Igor Konashenkov, indicó que en la noche del 31 de diciembre Kiev atacó con seis misiles lanzados desde las plataformas Himars, entregadas por Estados Unidos a Ucrania, un cuartel temporal de una de las unidades de militares rusos. Añadió que la defensa antiaérea rusa derribó dos de los seis proyectiles.

El inusual reconocimiento de un alto número de bajas por parte de Moscú indica la magnitud del golpe contra las fuerzas rusas, que Kiev elevó hasta cuatro centenares de muertos. «Papá Noel empacó 400 cadáveres de cerdos rusos», indicó el mando ucraniano, que aseguró que en 24 horas habían matado a más de 700 militares rusos.

Más tarde, sin embargo, el Estado Mayor ucraniano indicó que las pérdidas en Makiivka estaban por precisar. El exlíder prorruso, pero crítico con el Kremlin, Igor Strelkov reprochó al Ejército ruso haber almacenado municiones en un edificio desprotegido.

Pero Kiev llevó más allá sus ataques, hasta territorio ruso, y ayer lanzó sus drones contra una instalación eléctrica en la región de Bryansk, fronteriza con Ucrania, dejándola sin luz. Moscú afirmó haber derribado otro dron de reconocimiento ucraniano que se dirigía hacia la ciudad de Voronezh.

Medios ucranianos aseguraron que también fue atacado un aeródromo militar aunque no hubo confirmación oficial.

Los ataques ucranianos replican a los bombardeos rusos lanzados sobre Kiev y otras ciudades el sábado, el domingo y ayer, que dejaron cinco muertos y medio centenar de heridos. Moscú afirmó que sus ataques de Año Nuevo tuvieron como objetivo instalaciones de fabricación de drones.

Ayer el objetivo fue de nuevo la infraestructura energética, lo que volvió a cortar el suministro en la capital ucraniana, aunque también fueron atacadas las regiones de Dnipropetrovsk, Zaporiyia y Jerson.

El Ejército ucraniano repelió el ataque con unidades de misiles antiaéreos, aviones de combate y grupos móviles de fuego, y aseguró haber derribado al menos 41 drones.

El mando ucraniano no informó del número total misiles y drones lanzados por Rusia, pero reconoció que algunos lograron impactar en instalaciones eléctricas y en viviendas.

Kiev pide más armas

El portavoz de las fuerzas aéreas ucranianas, Yurit Ignat, advirtió de que los sistemas de defensa antiaérea aportados por sus aliados occidentales y la munición que precisan se están agotando, a lo que se suma la necesidad de reparar los equipos. Según Ignat, éste es precisamente el objetivo de los ataques con drones rusos, por lo que pidió más sistemas y armamento con el que alcanzar las bases militares en territorio ruso.

En Donetsk siguen desarrollándose los combates más cruentos y con mayor pérdida de vidas en ambos bandos, en torno a Bajmut. El Ejército ruso logró algunos avances hacia esta localidad.