Amaia U. LASAGABASTER
SUPERCOPA

La perseverancia lleva a la Real a la final

Un gol de Bernabé en la segunda parte recompensa el trabajo de la Real, sentenciando al Sporting y clasificando a las donostiarras para la tercera final de su historia. El domingo se enfrentarán al ganador del duelo entre Barcelona y Real Madrid.

Las txuri-urdines celebran el gol de Bernabé, que premiaba su trabajo y les colocaba en la final.
Las txuri-urdines celebran el gol de Bernabé, que premiaba su trabajo y les colocaba en la final. (RFEF)

La Real disputará el domingo la tercera final de su historia. Un premio a su gran actuación la pasada temporada, que le permitió disputar esta Supercopa, y a la perseverancia de un equipo que ayer supo imponerse a un rival especialmente complicado en una situación como la que llegaban las donostiarras a la cita. Con dos mazazos consecutivos y muy recientes a sus espaldas, tuvieron que recurrir al tesón y a la fe en su juego, pese a las pocas alegrías que le ha dado últimamente y frente a un Sporting que se adueña del tiempo para perturbar las convicciones más sólidas.

Lo sabía la Real, que asumió su papel sin remilgos para protagonizar un primer tiempo en el que tuvo mucho balón y ninguna profundidad y que los espectadores habrían agradecido perderse. El primer disparo entre los tres palos llegó en el 42, con un remate sin peligro desde la frontal de Iris Arnáiz, que ni siquiera puede considerarse ocasión.

La primera ocasión merecedora de ese nombre llegó a la hora de partido, en el primer balón que tocaba Jensen tras entrar al campo y precedió a los mejores minutos de la Real Chelsea salvó ante Gaby e inmediatamente después lo hizo Edgren. Pero las txuriurdines sabían que era el momento de apretar y no cejaron. En el 64, con el Sporting enredándose sin poder sacar el balón de su área, Jensen centró desde la derecha para la incorporación por el segundo palo de Bernabé, que remataba el 1-0 con toda su alma.

Rozó el segundo la Real, que no permitió la reacción de su rival. E incluso en la recta final, cuando apretaron las andaluzas, sufrió más por lo exiguo de su ventaja y la cercanía del final que por lo que realmente sucedió sobre el césped. La mejor ocasión, de hecho, volvió a ser suya, con un balón de Amaiur al palo.