Pedazos
Jordan Bardella, presidente del RN de Marine Le Pen, ha anunciado que los diputados de extrema derecha votarán contra la ley de «regularización de los trabajadores ilegales». Porque el mal de los franceses, el de los de pura cepa y el de los que como Bardella lo son de adopción ya sea de primera, segunda o tercera generación, es, al parecer, la inmigración que está despedazando la histórica, cristianísima y láctea Francia. Pero no solo les importuna la dinámica migratoria, porque aquello que no suene a francés dentro de Francia también les irrita. Es el caso del profesor universitario y comentarista político Benjamin Morel, que en su recién publicado “Francia en pedazos” sostiene que las reivindicaciones que él denomina «regionales» son un «peligro para el Estado nación» francés. De hecho, los ataques contra los símbolos de la unidad nacional, el poder del Estado y la autoridad republicana «no cesan de multiplicarse ante nuestros ojos», al tiempo que «la identidad francesa se presenta como mala, imposible de asumir». Eso sí, ni Bardella ni Morel muestran un ápice de revisión crítica del pasado jacobino y colonial francés, como si la inmigración o el mal llamado regionalismo fueran el fruto de un malvado complot antifrancés. Y no están enfermos. Es solo que se han leído la Historia a pedazos, obviando los capítulos en los que su amada Francia ha despedazado al resto.