Carlos GIL ZAMORA
Analista cultural

Otra vez

Una manía, una obsesión, quizás una manera de expresar un amor incomprendido, pero tengo que mostrar mi gran duda, ¿existe algún mecanismo, una metodología, un manual aplicable a la mayoría de los que ponen en marcha un proyecto para indicarles de qué estaría bien hablar? Es obvio que cuando es un centenario de algún prócer local, estatal o mundial, la inspiración en su obra va a ser bien acogida en los lugares donde se deciden ayudas y subvenciones, pero después al mirar lo ya hecho, lo que se pone al alcance de la ciudadanía a través de ayudas, subvenciones y programaciones, se deduce que se han seguido unos mínimos procesos de suma y resta de interés, oportunidad, ideología y algún detalle coadyuvante a la decisión final para que aparezca en los escenarios.

Seguro que se sigue una planificación seria, que hay unos encuentros regulares entre los contratantes para ponerse de acuerdo en aquellas cosas que creen que les interesa a eso que llaman “sus públicos”, y que eso de alguna manera contamina a los creadores. ¿O es al revés? ¿Los productores, dramaturgas, directores cada cierto tiempo se reúnen para hablar de los asuntos que están en el ambiente y que deberían interesar a los públicos que van a las salas y teatros? En cualquier caso, se aplaude que sea así. Pero si además intentaran regularse para que no parezca todo tan casual y oportunista, es casi seguro que los usuarios se sentirían mucho más interesados.