Pese a los avances en la reunión del presidente serbio, Aleksandar Vucic, y el primer ministro kosovar, Albin Kurti, para la normalización de las relaciones entre Serbia y Kosovo será necesaria un nuevo encuentro para firmar el proyecto de acuerdo propuesto por Estados Unidos.

«Hoy se ha avanzado, pero queda trabajo por hacer para garantizar que se implementará lo acordado», dijo el responsable de la diplomacia de la Unión Europea, Josep Borrell, tras el encuentro en Bruselas.

El plan, que consta de once artículos, establece que «Serbia no se opondrá a la pertenencia de Kosovo a una organización internacional», una petición clave de Pristina, y «que ninguna de las partes bloqueará ni alentará a las demás a bloquear el progreso de la otra parte en su curso europeo». También propone otorgar «un nivel adecuado de autogestión para la comunidad serbia en Kosovo (...) y la posibilidad de que reciba apoyo financiero de Serbia».

Este es un punto delicado para Pristina, que se ha mostrado reacia a permitir que los municipios de mayoría serbia de Kosovo se unan en una asociación apoyada por Belgrado.

El artículo 1 del plan establece, además, que «las partes se reconocen mutuamente los documentos y símbolos nacionales, incluidos pasaportes, diplomas, placas de matrícula y sellos aduaneros».

Según Borrell, los dos líderes aceptaron estos principios, «pero siguen siendo necesarias nuevas negociaciones sobre las modalidades de su implementación».

La nueva reunión se celebrará este mes, mientras el enviado de la UE, Miroslav Lajcak, continuará sus viajes entre Belgrado y Pristina para ir acercando posturas. La intención de la UE es cerrar el acuerdo antes de la próxima cumbre europea, que se celebrará en Bruselas el 23 y el 24.

«Creo que estamos en el camino correcto para normalizar las relaciones con Serbia. No firmé porque la otra parte no estaba lista para hacerlo. Expresé mi voluntad y mi interés en firmar este texto», afirmó Kurti.

Vucic mostró menos entusiasmo. Lo calificó de «un encuentro difícil, como era de esperar», y aseguró que «no hay capitulación» y que «no tenemos una hoja de ruta». El mes pasado, el presidente serbio reveló que había recibido un ultimátum de los países occidentales para normalizar las relaciones con Kosovo; de lo contrario, Serbia enfrentaría graves consecuencias.