La puesta en escena de “Momias” es atractiva y a ratos abrumadora, espoleada por un montaje vibrante que hace al espectador ser partícipe de una endiablada montaña rusa animada y sin freno.

Juan Jesús García Galocha ha plasmado en la pantalla un saludable y entretenido divertimento que cumple con creces su cometido de entretener al personal a través de una historia que vuela del ancestral Egipto faraónico a la cosmopolita Londres con tan solo un sonoro chasquido de dedos. Un viaje a través del tiempo compartido por la hija rebelde de un faraón y su pretendiente, una otrora cotizada estrella de las carreras de cuádrigas cuya falta de carácter le hizo perder su gloria.

Teniendo presente que detrás del proyecto se encuentra uno de los responsables de “Tadeo Jones” -una saga que ya incluía algunas momias enloquecidas en su trama-, se descubre el interés que este creador ha encontrado en el pasado para desarrollar filmes en los que impera el sentido clásico de la aventura y las situaciones disparatadas que se intuyen abocadas al desastre y que son eludidas gracias a sus buenas dosis de humor.

Otra cuestión relevante radica en su factura técnica, la cual goza de un cuidado acabado visual, varios guiños cinéfilos muy reconocibles, una paleta de colores vivos y un muestrario de personajes divertidos.

Más allá de estos interesantes aportes, donde se ven las costuras al filme es en su desarrollo argumental, el cual hubiera sido merecedor de un tratamiento un poco más detallado y no tan proclive a los clichés.

En su conjunto, “Momias” se nos presenta como una propuesta afable, que no decepciona en su diseño y ritmo y que incluye algunos guiños suculentos.