Iker BIZKARGUENAGA
BILBO
NEGOCIO PANDÉMICO

Las farmacéuticas han disparado sus beneficios con los fármacos del covid

Pfizer, BioNTech, Moderna y Sinovac obtuvieron en 2021 y 2022 beneficios por unos 90.000 millones de dólares con sus vacunas y medicamentos contra el covid-19, aunque gran parte de la investigación que propició esos fármacos estuvo financiada por la Administración pública. La pandemia ha sido tragedia y también negocio.

Viales de la vacuna contra el covid-19 Comirnaty, desarrollada conjuntamente por Pfizer y BioNTech.
Viales de la vacuna contra el covid-19 Comirnaty, desarrollada conjuntamente por Pfizer y BioNTech. (Gorka RUBIO | FOKU)

Los fármacos desarrollados para hacer frente al covid, sobre todo las vacunas, han permitido que este último año hayamos conjugado la pandemia en pasado, pero también han servido para inflar los balances de las grandes farmacéuticas y la cuenta corriente de sus administradores y accionistas. Y es que, pese a que gran parte del esfuerzo inversor ha sido público, el negocio, privado como siempre, ha sido redondo para quienes no han tenido empacho en sacar provecho de una crisis sanitaria mundial.

El centro de investigación SOMO, con sede en los Países Bajos, ha analizado los ingresos y beneficios de los siete mayores productores privados de vacunas y medicamentos contra el covid-19, así como la financiación pública que recibieron y el destino de las ganacias. Y es que, como recuerda, «nunca antes se había dedicado tanto esfuerzo y dinero a la creación de vacunas, y nunca antes se había dedicado y prometido tanto dinero público a las empresas farmacéuticas».

90.000 millones de beneficio

Para hacer el informe los autores han estudiado los registros financieros de estas empresas que generaron unos ingresos de 86.500 millones de dólares por la venta de vacunas contra el covid-19 en 2021. A lo largo de 2022, los ingresos solo por vacunas ascendieron a 65.600 millones de dólares, pero si se incluyen los tratamientos para hacer frente a la enfermedad los ingresos ascendieron al menos a otros 86.700 millones el año pasado.

Llamativamente, según se indica, cuatro de esos siete productores (BioNTech, Moderna, Sinovac y Novavax) no eran rentables antes de empezar a vender los sueros contra el covid. De hecho, de las cuatro empresas, Sinovac es la única que tenía algunos productos no relacionados con el SARS-CoV-2 en el mercado. Por contra, Pfizer, AstraZeneca y Johnson & Johnson llevan años entre las mayores empresas farmacéuticas del mundo.

En conjunto, los beneficios netos de Pfizer, BioNTech, Moderna y Sinovac procedentes de las ventas relacionadas con el covid (vacunas y no vacunas) ascendieron a más de 50.000 millones de dólares en 2021, y más de 30.000 millones solo en los primeros nueve meses de 2022. SOMO estima que los beneficios netos relacionados con el covid el año pasado se situaron en torno a los 40.000 millones de dólares, para alcanzar unos 90.000 millones en dos años.

Frente a esas cuatro compañías, AstraZeneca y Johnson & Johnson se comprometieron a vender la mayoría de sus vacunas sin ánimo de lucro, y las cifras de sus informes parecen respaldar esta afirmación, sugiriendo que ambas empresas han obtenido escasos beneficios de la venta de vacunas. Asimismo, para su medi- camento (no vacuna) anticovid, AstraZeneca indicó en 2022 que esperaba que su margen de ventas fuera inferior a la media de la compañía. Ese año facturó 4.100 millones por los fármacos del coronavirus, poco más que en 2021: 4.000. Y la cifra es aún más modesta para J&J: 4.600 millones facturados (no beneficios) en total.

Por otra parte, hay diferencias notables entre 2021 y 2022. Todos los beneficios generados en 2021 correspondieron a las vacunas. Por contra, en 2022 Pfizer tuvo ingresos por 18.900 millones de dólares gracias a su medicamento Paxlovid (que no es una vacuna), muy rentable, que no estaba en el mercado el año anterior.

Otra diferencia es la que se aprecia en el resultado de Sinovac. En 2021 tuvo beneficios de casi quince mil millones de dólares, mientras que la poca información disponible del primer semestre de 2022 sugiere una caída a final de año.

5.800 millones públicos

Como ya se ha dicho, estos resultados estuvieron precedidos por una gran inversión pública para apoyar la investigación y el desarrollo de las vacunas.

Así, estos siete productores recibieron al menos 5.800 millones de dólares de las administraciones, siendo el Gobier- no de EEUU el mayor financiador, con 5.000 millones de dólares. Los acuerdos alcanzados no incluían, según apostilla el informe, la obligación de que las empresas devolvieran esos fondos, ni siquiera en caso de obtener grandes beneficios.

En todo caso, las farmacéuticas se han beneficiado más de los Acuerdos de Compra Anticipada (APA), que ofrecen financiación por adelantado para el desarrollo y la producción, al tiempo que transfieren el riesgo de los proveedores a los compradores. Según los datos de SOMO, las empresas farmacéuticas recibieron al menos 86.500 millones de dólares a través de estos APA.

Y los accionistas no han sido los únicos que se han beneficiado. Los directivos de esas farmacéuticas también se han lucrado con los beneficios y con el aumento del valor de las acciones de cada empresa.

Así, Pfizer decidió recompensar a su consejero delegado, Albert Bourla, con decenas de millones «para reflejar su excepcional rendimiento y liderazgo en 2021». De igual modo, los CEO de BioNTech y Moderna se han hecho ricos. El consejero delegado de BioNTech, Uğur Şahin, fue incluido en el puesto 400 de la lista de millonarios de Forbes en noviembre, con un patrimonio de 6.100 millones de dólares. Su homólogo de Moderna, Stéphane Bancel, estaba en el puesto 429, con unos 5.800 millones.

Esther de Haan, investigadora principal de SOMO, lamenta que «sin normas obligatorias poco cambiará. Los gigantes corporativos seguirán recibiendo financiación pública incondicional y negociando acuerdos perversos». «La financiación pública debe servir al interés público, lo que significa medicamentos asequibles y seguros accesibles para todos, no superbeneficios para la Big Pharma», añade.

Entre las lecciones que ha dejado la pandemia, esta no es de las menos importantes; está por ver si hemos aprendido.

Un sector con enorme rentabilidad

El sector farmacéutico se encuentra entre los más rentables del mundo, incluso más que los sectores energético y financiero, y lleva siéndolo varias décadas. El cuadro que acompaña a estas líneas muestra los márgenes de beneficio de las empresas que integran la lista Fortune 500 en EEUU desde 1955, y el gráfico es elocuente. Asimismo, según indica SOMO en el informe, un análisis reciente de los márgenes de beneficios desde 1995 de empresas del índice Standard and Poor’s 500 confirma esta alta rentabilidad.

El centro de investigación neerlandés explica que la riqueza acumulada por las empresas farmacéuticas se traduce en el crecimiento de sus reservas financieras y la proliferación de pagos a los accionistas (en forma de dividendos y recompra de acciones). También se ha vuelto habitual la compra de otras empresas del sector para llenar la reserva de nuevos medicamentos, adquirir patentes y desplazar a la competencia.

Y siendo el escenario previo a la pandemia óptimo para ellas, con el covid los gobiernos invirtieron una cantidad sin precedentes de dinero público en compañías privadas para desarrollar vacunas, elevando sus márgenes de beneficio. Además, había prisa, y procesos que normalmente habrían supuesto de 10 a 15 años se redujeron a menos de un año, incluso sin garantías. Así, el proyecto Warp Speed (EEUU) financió la fabricación de vacunas en fase de desarrollo y que, por tanto, podrían haber sido inseguras o ineficaces. No fue impedimento, el dinero fluyó como nunca.

La crisis sanitaria, trágica e innegable, fue el argumento en aquellos momentos; algunos bolsillos llenos, son el resultado ahora. I.B.