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Putin recibe a Al-Assad en plena restitución del líder sirio en el mundo árabe

La visita a Moscú del presidente sirio, Bashar al-Assad, en plena restitución de Siria en el mundo árabe, sirvió, además, para impulsar el acercamiento entre Damasco y Ankara, en el que Rusia quiere hace valer su peso diplomático pese a la guerra en Ucrania.

El presidenten sirio, Bashar al-Assad, con su homólogo ruso, Vladimir Putin. (Vladimir GELDO | AFP)

El presidente de Siria, Bashar al-Assad, trasladó ayer a su homólogo ruso, Vladimir Putin, el apoyo de Damasco a Moscú respecto a la guerra en Ucrania y quiso enfatizar este respaldo afirmando que Moscú se enfrenta en Ucrania «contra los nuevos y viejos nazis», al recordar que «Occidente aceptó a los viejos nazis en su propia tierra» a mediados del siglo pasado y ahora «los apoya nuevamente».

El viaje de Al-Assad a Moscú coincide con el decimosegundo aniversario del estallido de la guerra civil siria, desencadenada tras la represión de las movilizaciones de 2011, y también con el regreso del mundo árabe a la aceptación del presidente sirio.

Aunque los movimientos comenzaron antes, los terremotos del pasado 6 de febrero empujaron a varios Estados árabes a dar pasos hacia una posible reconciliación con Damasco, incluyendo varias visitas de alto rango y el envío de ayuda humanitaria, abriendo brecha en las sanciones internacionales.

«El terremoto ofreció a los Estados árabes una oportunidad para presentar un plan de renovación de contactos con Al-Assad que habían estado considerando desde hacía meses», opina Joshua Landis, director del Centro de Estudios sobre Oriente Medio en la Universidad de Oklahoma.

Todos los ojos están puestos ahora en Arabia Saudí, que en las últimas semanas ha reconocido públicamente la necesidad de cambiar de enfoque con respecto a Siria. Además, el restablecimiento de relaciones diplomáticas entre Riad y Teherán ha supuesto un importante paso en ese cambio para una posible normalización de relaciones con las petromonarquías suníes.

Mediación de Rusia

También Turquía -valedora de algunos de los grupos islamistas y yihadistas que combaten contra Damasco- sigue adelante en un aparente proceso de normalización iniciado a finales de 2022. Precisamente, Moscú actúa de mediadora en la reconciliación entre Turquía y Siria, en un esfuerzo que reafirma el peso diplomático de Rusia, señalada por la invasión de Ucrania. El portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, confirmó que la relación entre Turquía y Siria estaría presente las conversaciones entre Putin y Al-Assad. Diplomáticos de Siria, Rusia, Turquía e Irán prepararán esta semana en Moscú un próximo encuentro de los respectivos ministros de Exteriores, previo a una posible cumbre presidencial. El pasado diciembre los ministros turco y sirio de Defensa ya se reunieron con su homólogo de Rusia en un acercamiento inédito desde 2011. Pero para la reconciliación entre Ankara y Damasco quedan cuestiones por resolver, como la ocupación turca en Rojava y el norte de Siria, tras sucesivas invasiones turcas desde 2016 para expulsar a organizaciones y población kurdas.

Manifestaciones conmemoran el aniversario

Miles de personas conmemoraron el 12º aniversario del inicio de la guerra en Siria, en varias ciudades en manos de grupos que combaten contra el Gobierno y en zonas ocupadas por Turquía. El opositor Observatorio Sirio para los Derechos Humanos dio cuenta de movilizaciones en las ciudades de Idleb, Raqqa y Ras al-Ain, así como en otras localidades de las provincias de Alepo e Idleb controladas por grupos islamistas y yihadistas, donde se corearon lemas como “El pueblo quiere la caída del régimen”, utilizado en las protestas de 2011. La Coalición Nacional Siria de Fuerzas Revolucionarias y de la Oposición afirmó que «el pueblo sirio renueva su compromiso de continuar su revolución a pesar de la traición y los intentos de eliminar miles de crímenes y de normalizar las relaciones con el régimen asesino de Al-Assad». La organización criticaba así la decisión de varios países de la región de abrir la puerta a una normalización de las relaciones, tras más de una década de aislamiento del régimen de Al-Assad en respuesta a la guerra. En Idleb, los manifestantes insistieron en la necesidad de la salida de Al-Assad y en uno de los grandes carteles se leía “No a la normalización”, en referencia al acercamiento entre Damasco y Ankara, valedora de muchos de estos grupos, y a los pasos dados por varios países árabes hacia una posible reconciliación con el Gobierno de Siria.

«El pueblo sirio rechaza todo aquello que no suponga obtener su libertad, restaurar sus derechos y edificar su Estado, destruido por un régimen asesino y criminal», añadió el organismo. La guerra ha dejado más de 614.000 personas muertas y millones de desplazados internos y refugiados.GARA